Menú

Aliança Catalana, el problema de Puigdemont y Abascal

Que los partidos independentistas abrazaran el discurso de la izquierda frente al islamismo es lo que permitió que Orriols se convirtiera en alcaldesa.

La irrupción en la escena política de la formación separatista Aliança Catalana no sólo pone en peligro la hegemonía del partido del prófugo Carles Puigdemont en el campo secesionista sino que amenaza también la apuesta de Vox en Cataluña. Al margen de su absoluta opacidad, el partido de Abascal y de Ignacio Garriga en Cataluña se caracteriza por el monocultivo del discurso contra la inmigración y sus derivadas en materia de seguridad. Otros asuntos como la vulneración sistemática de los derechos de los castellanohablantes, la discriminación por el idioma y el adoctrinamiento en las escuelas quedan fuera del radar de Vox.

La última encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Generalidad, el llamado CIS catalán, indica que Aliança Catalana y Vox tienen prácticamente los mismos votos. El partido de Silvia Orriols pasaría de los dos escaños de la actualidad a una horquilla de entre ocho y diez mientras que Vox se mantiene estable, con entre diez y doce frente a los once escaños actuales. Eso parece indicar que Vox podría haber tocado techo y que toda su retórica contra la inmigración no le aporta más votos.

En cambio, Aliança Catalana crece de una manera espectacular acaparando votos procedentes en su mayoría de Junts, pero también, aunque en mucha menor medida, de Vox. No es de extrañar la preocupación en el partido de Puigdemont por el peligro que supone para su propia supervivencia un partido como el de Orriols, cuyo discurso en materia identitaria no tiene nada que envidiar al de Junts, pero que supera ampliamente a los herederos de Convergencia cuando se trata de cuestiones como la inmigración, particularmente la de origen islámico.

Orriols es alcaldesa de Ripoll, la localidad gerundense en la que habían crecido e incluso nacido los componentes de la célula terrorista que cometió los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017. Que los partidos independentistas abrazaran el discurso de la izquierda frente al islamismo es lo que permitió que Orriols se convirtiera en alcaldesa. Sólo tuvo que llamar a las cosas por su nombre y señalar lo evidente, el fracaso en la integración de las familias procedentes del Magreb.

Fue la Convergencia de Pujol la que fomentó la llegada de esos inmigrantes en la creencia de que, a diferencia de los hispanoamericanos, abrazarían el catalán como la lengua de integración. Así sucedió en parte, pero eso no les abrió las puertas de la sociedad catalana. Y ahora es Aliança Catalana, libre de los errores heredados por Junts, quien ofrece un discurso contra esos inmigrantes que seduce al votante nacionalista conservador. Entre esos electores, algunos se habían pasado a Vox obviando algunas de las características esenciales del partido de Abascal y Garriga porque la inmigración y la inseguridad ocupan la práctica totalidad del discurso de Vox en Cataluña. La unidad de España queda, en consecuencia, en un plano muy discreto.

Cataluña es la región de España donde se producen más detenciones de islamistas radicales y donde hay más mezquitas salafistas, la mayoría fuera de control. Además, disturbios como los ocurridos en Salt, otra localidad gerundense, tras el desahucio de la familia de un imán evidencian la incapacidad y la falta de respuestas administrativas, políticas y morales de unos nacionalistas (en Salt gobierna ERC) y de unos socialistas cuya política consiste en contemporizar con los líderes religiosos islamistas cediéndoles el control de "sus" territorios.

Es en este contexto donde crece Aliança Catalana y en el que Junts trata de reaccionar. La cesión por parte del Gobierno de las competencias en materia de inmigración y control de fronteras a la Generalidad tras la negociación con Puigdemont es una noticia muy alarmante y que ya ha tenido consecuencias, como la desequilibrada distribución de los menores no acompañados por el territorio nacional.

Pero es que a ese factor hay que añadir el de que Aliança Catalana es el único partido separatista que crece frente al declinar de Junts, ERC y la testimonial CUP. La encuesta de la Generalidad sostiene que el apoyo a la secesión de Cataluña ha caído hasta su punto más bajo, el 38%, desde que se pregunta por la cuestión, hace diez años. En octubre de 2017 alcanzó su punto más alto, con un 49%. Que Aliança Catalana gane apoyos en ese escenario refuerza el carácter profundamente reaccionario del separatismo. Tanto Pedro Sánchez como Salvador Illa presumen de haber terminado con el procés, cuando lo que está ocurriendo en realidad es que el independentismo se ha vuelto más poderoso y mucho más peligroso.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal