Los principales expertos en materia de energía coinciden en señalar a nuestra excesiva dependencia de las energías renovables como el origen de los desequilibrios que dieron lugar al apagón del pasado lunes. Los propios organismos reguladores llevan años advirtiendo del riesgo de apagones, a causa de un mix energético que prioriza las fuentes de energía inestables frente a las que, como la nuclear, aportan la inercia necesaria para que nuestro sistema eléctrico no sufra las fuertes oscilaciones que dieron lugar al evento catastrófico de hace unos días. La misma Redeia, antes Red Eléctrica Española, ha emitido en los últimos años varios informes en los que valora la posibilidad de que se produzcan desconexiones, como consecuencia de la entrada excesiva de energía renovable al sistema sin el adecuado colchón de potencia constante que garantizan la energía nuclear y el gas.
El consenso científico, industrial y hasta institucional es elocuente acerca de la causa del desastre vivido en toda la Península Ibérica el pasado lunes, pero, tres días después, el Gobierno sigue negándose a asumir cualquier responsabilidad en el fiasco monumental que dejó a España y Portugal sin energía eléctrica durante 12 horas.
El presidente del Gobierno pretende poner el foco de esta crisis en Redeia, a la que se ha referido en numerosas ocasiones como "un operador privado". El intento de confundir a la opinión pública no puede ser más ramplón, puesto que estamos ante una empresa cuyo principal accionista es el Estado y su presidenta una ex ministra socialista, Beatriz Corredor, puesta ahí por el PSOE en razón de su afinidad ideológica y no de su capacidad de gestión, como ya ha quedado sobradamente acreditado. Buena prueba de la incompetencia de la presidenta del organismo es su silencio en los dos días siguientes al apagón, interrumpido brevemente para asegurar en una breve charla telefónica que se siguen investigando las causas de la caída de suministro y que "a día de hoy no volverá a ocurrir porque hemos aprendido". Pero ¿Qué puede haber aprendido esta abogada colocada ahí por el PSOE si ella misma asegura desconocer el origen del desastre?
Desmontada la coartada del operador privado, Sánchez sugiere ahora que todo podría deberse a un ciberataque, hipótesis con la que el Gobierno insulta una vez más a la inteligencia de todos los españoles, pues existen pruebas más que sobradas de que el origen del apagón está en el fanatismo climático de la izquierda y la incompetencia de los dirigentes elegidos para colonizar las instituciones, y no en oscuras conspiraciones tan del gusto del sanchismo cuando la realidad desmonta con estrépito sus patrañas.
Como cada vez que se siente acorralado, Sánchez ha decidido protagonizar una nueva huida hacia delante escudándose en burdos pretextos con tal de no afrontar su responsabilidad. Pero el hecho indubitable es que su modelo energético está condenado a provocar fuertes episodios de inestabilidad, como la propia Red Eléctrica ha reconocido estos últimos años en sus documentos oficiales. Sánchez, digan lo que digan él y sus voceros, es culpable del apagón por su negativa radical, aún hoy, a contar en nuestro modelo energético con el necesario colchón de energía nuclear y térmica, las dos fuentes más fiables, sin las cuales es imposible mantener el equilibrio de un sistema eléctrico que podría implosionar de nuevo a no mucho tardar.



