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Madrid

¿Quién mató a Portnov?

Cabe sospechar que en el Gobierno de Sánchez es costumbre cerrar los ojos a los asesinatos que el GRU cometa en nuestro país.

Cabe sospechar que en el Gobierno de Sánchez es costumbre cerrar los ojos a los asesinatos que el GRU cometa en nuestro país.
Andriy Portnov fue asesinado a las puertas del colegio Americano de Pozuelo, donde estudiaban sus hijos. | Cordon Press

La pregunta no es irrelevante. En un país normal, esta clase de asesinatos se investigan para, si es un Estado el que está detrás, tomar las debidas represalias, desde expulsar representantes acreditados hasta romper relaciones diplomáticas. En España, se habían ya producido "ejecuciones" que inequívocamente apuntaban a los servicios secretos rusos, el de un oligarca, su mujer y su hija, en Lloret de Mar, y el de un desertor, que entregó el helicóptero que pilotaba a los ucranianos y luego se refugió en Villajoyosa. Sin embargo, la Policía no ha averiguado nada, lo que nos ha ahorrado la incómoda necesidad de tener que enemistarnos con nuestro actual gran suministrador de gas. En otros lugares de Europa, averiguan quién es el autor y a veces lo capturan, juzgan y encarcelan. Cabe sospechar que sin embargo en el Gobierno de Sánchez es costumbre cerrar los ojos a los asesinatos que el GRU cometa en nuestro país. ¿Qué harán con el de Portnov?

La Policía se ha apresurado a decir, en preocupante estilo sanchista, que no se descarta que el atentado haya sido obra del crimen organizado. Y es posible que haya sido así, pero lo será porque se lo encargaron. Portnov era un corrupto y estaba forrado, pero eso no lo convierte en un peón de ninguna mafia. Es más, el origen de su fortuna es con seguridad fruto de los pagos que recibió de Moscú cuando tuvo cargos relevantes en la administración de su país y se esforzó por alejar a Ucrania de la Unión Europea y acercarla a Moscú. Pero, si no fue ninguna organización criminal, ¿quién mató a Portnov?

Como prorruso que fue mientras desempeñó cargos en Ucrania, las primeras sospechas apuntan lógicamente a Kiev. No obstante, no es el estilo del desgraciado país. No es que no sean capaces, que por supuesto lo son. Es que los atentados que han cometido sus servicios secretos se han limitado a ataques contra rusos en Rusia. Y aunque pudieran tener la tentación de castigar a sus compatriotas traidores, no lo hacen, salvo dentro de su propio territorio. Mucho menos si eso les obliga a actuar en el de un país supuestamente aliado.

Podrían haber sido los rusos quienes encargaron el crimen, pero suelen dejar su firma para sembrar el terror entre otros compatriotas, a veces de una forma inequívoca, como sucede cuando matan con novichok o polonio. No es el caso. A Portnov lo ha matado un sicario de vieja escuela, descerrajándole unos tiros para luego rematarlo en el suelo. Además, el asesino tuvo el caritativo detalle de ahorrarles a sus hijos el espectáculo, pues esperó a que hubieran entrado los alumnos en el colegio para disparar, algo impropio de los métodos del FSB.

Podría entonces ser un atentado de falsa bandera, cometido por el Kremlin, con idea de acusar luego a Ucrania. Es sin embargo poco creíble, pues si el fin es enemistar a Kiev con Madrid, ni Ucrania pierde gran cosa porque se enoje Sánchez, ni es probable que se averigüe nada que obligue a Sánchez a enfadarse con Zelenski. Habrá que esperar a que la investigación avance, aunque en la España de Sánchez ya sabemos que nunca avanza nada.

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