
El auto de ingreso en prisión comunicada y sin fianza de Santos Cerdán debería ser el acta de defunción del sanchismo. El hasta hace quince días número dos del partido de Pedro Sánchez va a pasar la noche entre rejas. Y unas cuantas jornadas. El juez no aprecia riesgo de fuga (a pesar de precedentes tan sonados como el del finado Luis Roldán) ni que fuera a persistir en su actividad delictiva cuando ya no ocupa el cargo de Secretario de Organización del PSOE y no es nadie en términos políticos. Cree que puede destruir pruebas. Es una posibilidad. Lo ha intentado Ábalos pero el que también fuera número dos de Sánchez en el partido sigue en libertad y Cerdán, no.
Que Cerdán vaya a la cárcel ha disparado todas las alarmas en el PSOE y en sus socios y aliados. Pedro Sánchez está en la picota. Gracias a Santos Cerdán es presidente del Gobierno porque Cerdán fue el hombre que convenció al golpista Puigdemont de votar a favor de la investidura de Sánchez. Sin José Luis Ábalos (el que pronunció el discurso socialista contra la corrupción de la moción de censura a Rajoy), Sánchez no habría conquistado la Moncloa. Sin Cerdán, Sánchez no habría permanecido en la Moncloa a pesar de haber perdido las elecciones. Por Ábalos y Cerdán es Sánchez lo que es en estos momentos.
Y ese Cerdán casi todopoderoso duerme esta noche en la trena pensando en si merece la pena ejercer de cortafuegos del sanchismo o es mejor colaborar con la justicia. Nadie sobrevive al encarcelamiento de su segundo. Que Sánchez diga que no sabía nada y que no se lo imaginaba es una excusa barata. El presidente del Gobierno tiene el crédito por los suelos. Responde a la definición de fabulador compulsivo. Negó a Ábalos, niega a Cerdán y negará a quien se le ponga por delante. Tiempo al tiempo. No reconoce a nadie, pero es historia que Ábalos y Cerdán le hicieron presidente, que sin Ábalos y Cerdán no sería presidente y que le debe la Moncloa al encausado Ábalos, al preso Cerdán y al prófugo Puigdemont. Vaya papelazo. Si no dimite es porque ni siquiera se respeta a sí mismo.
El auto del encarcelamiento de Cerdán es un documento histórico. Describe el funcionamiento de la mafia con precisión quirúrgica. "El botín indiciariamente obtenido por, o comprometido para, los Sres. Ábalos y García (en el entorno de un millón de euros) representa un porcentaje insólitamente mínimo en el marco de esta clase de operaciones delictivas", señala en un momento dado.
Y continúa: "En efecto, si el importe del premio económico por la indebida adjudicación de las obras hubiera constituido, por hipótesis, un uno por ciento del valor de las adjudicaciones --porcentaje aún muy contenido en términos comparativos con otras operaciones semejantes (no infrecuentes, por desgracia, en procedimientos judiciales de parecida naturaleza)-- dicho premio equivaldría a una cantidad superior a los cinco millones de euros, varias veces mayor que la parte que indiciariamente correspondía a los Sres. Ábalos y García".
Para concluir: "Ello refuerza así, siempre en los términos indiciarios tantas veces señalados, la idea de que más personas, físicas o jurídicas, además de los Sres. Ábalos, García y Cerdán, pudieran haberse lucrado con las tan mencionadas adjudicaciones, eventualidad que, desde luego, no puede ser descartada en este momento".
Hiede a 3%, apesta a financiación ilegal del PSOE y apunta directamente al presidente del Gobierno. Están tan pillados que a preguntas de su letrado, el separatista Benet Salellas, Cerdán "refiere, además, que, a su juicio, el único motivo de que aparezca imputado en la presente causa especial respondería a una suerte de "reacción" de "determinadas fuerzas", cuya identidad no termina de concretar, disconformes con su decisiva participación en la formación de un Gobierno progresista, y en particular con respecto a su intermediación o negociación con otras formaciones políticas nacionalistas (lo mismo vascas que catalanas)".
Vascas también, sí. Y es que no sólo los golpistas catalanes defienden a Cerdán. En la ETA están muy satisfechos con sus gestiones para excarcelar por la vía rápida a sus asesinos. Cerdán ha caído por las mordidas a cambio de adjudicaciones, no por sus peores delitos. Se le acusa de integración en organización criminal, tráfico de influencias y cohecho sin descartar la malversación de caudales públicos y un posible delito contra la Hacienda Pública. Coincide además con haber entregado España a los golpistas y a la ETA a mayor gloria de Sánchez. ¿Qué más tiene que pasar para que dimita el presidente?

