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El típico fantasma que recorre Torre Pacheco

A este Gobierno tanto le da la seguridad exterior como la interior. No está entre sus prioridades. Al presidente y sus ministros no les gustan los uniformes.

A este Gobierno tanto le da la seguridad exterior como la interior. No está entre sus prioridades. Al presidente y sus ministros no les gustan los uniformes.
Agentes de Policía Local y Guardia Civil durante los altercados en Torre Pacheco. | Europa Press

La izquierda en general y el Gobierno en particular han sacado de nuevo a pasear al fantasma de la extrema derecha para eludir toda responsabilidad sobre los disturbios de la localidad murciana de Torre Pacheco. En eso de eludir responsabilidades, el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, se ha convertido en un consumado maestro. Sostiene que son los discursos del odio de la extrema derecha los que provocan estos brotes violentos, que vincular inmigración irregular con delincuencia fomenta esa clase de disturbios.

Estas cogitaciones de Grande-Marlaska, la denuncia del PSOE murciano contra el dirigente regional de Vox José Ángel Antelo, la escandalizada Irene Montero dando voces en las redes sociales y los alardes "antifascistas" de los medios afectos al sanchismo han tenido como colofón, por el momento, que Oscar López le eche la culpa a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de lo que sucede en Torre Pacheco. Sólo falta Franco.

Sin embargo, una perspectiva, inédita para la izquierda, es que lo que pasa en el municipio, de unos cuarenta mil habitantes, tiene que ver con la seguridad ciudadana. Con la ausencia total de seguridad ciudadana concretamente. Y es que a este Gobierno tanto le da la seguridad exterior como la interior. No está entre sus prioridades. Al presidente y sus ministros no les gustan los uniformes. No hay más que ver la sucesión de noticias sobre las precarias condiciones de trabajo de policías nacionales y guardias civiles y sus ínfimos salarios en comparación con los mozos catalanes o los policías autonómicos vascos.

Como es notorio, Grande-Marlaska no hace nada al respecto, salvo empeorar las cosas mientras fontaneras y fontaneros de las cloacas del PSOE y del Gobierno se dedican a calumniar a la Benemérita. En materia de seguridad, el Gobierno está colapsado. No hay presupuestos para más agentes, para más medios o para cualquier mejora. La seguridad ciudadana no cotiza en el orden cósmico del sanchismo. A partir de ahí, la culpa siempre es de los mismos, de la extrema derecha, de Vox y del PP.

Según la izquierda, quienes se manifiestan contra la inseguridad en Torre Pacheco son lo peor de la sociedad, una turba de fascistas, racistas y machistas sin humanidad ni piedad. ¿En serio? ¿Todos? Nuestra izquierda es tan hipócrita. Un grupo de teatro de mujeres latinas denuncia el supremacismo lingüístico catalanista y quienes las señalan, insultan y amenazan son ciudadanos ejemplares. En cambio, quienes se quejan de que un anciano haya sido apaleado por un grupo de magrebíes merecen el más grave reproche moral de las personas que se consideren decentes.

Y si esos seres de luz como Irene Montero u Óscar López no hacen más que pronunciar las palabras "extrema derecha" cada treinta segundos es porque de lo contrario les estallaría la cabeza. Ya saben, un fantasma recorre Torre Pacheco y ese fantasma no es otro que el fascismo. Lo que sea antes que reconocer que la seguridad ciudadana les importa un pito y prefieren gastarse el dinero en una cosa que también empieza por la letra "p" y no es la policía.

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