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Montoro y la corte de corruptos del sanchismo

El caso Montoro no puede ser ninguna coartada para Sánchez y su corte de corruptos

Un juzgado de Tarragona imputa al exministro de Hacienda Cristóbal Montoro y a una treintena de personas vinculadas al personaje y a su despacho profesional los delitos de cohecho, fraude contra la administración pública, prevaricación, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas, corrupción en los negocios y falsedad documental. La investigación, que arrancó en 2018, apunta a cobros por reformas legislativas a demanda a fin de favorecer a determinadas empresas gasistas.

La imputación de Montoro no ha sorprendido a nadie. Lo que sí es sorprendente es la dilatada tramitación judicial. Montoro es uno de los personajes más siniestros de la derecha española, un tipo soberbio y engreído, sin escrúpulos y que no se andaba por las ramas a la hora de amenazar a periodistas o empresarios. Además presumía sin reparos de utilizar todos los mecanismos de la Hacienda pública en su provecho y en contra de quienes consideraba sus enemigos. Un auténtico enemigo público y un peligro sin paliativos.

El grupo Libertad Digital se distinguió por publicar toda clase de informaciones y exclusivas sobre el personaje, sus andanzas y las actividades de "Equipo Económico", nombre de la consultora fundada por Montoro y que durante sus mandatos al frente de la Hacienda pública mantuvo una intensa actividad relacionada con la posición de quien fuera su fundador, el tristemente célebre "gran recaudador" de los gobiernos de Aznar y de Mariano Rajoy. Montoro trató de anular el compromiso informativo de nuestros medios por todos los medios a su alcance. Y todos eran ilegales. Pero las presiones e inspecciones, las amenazas y las coacciones no surtieron efecto.

Montoro es junto a Rajoy y a Soraya Sanz de Santamaría uno de los elementos que más han perjudicado a España y a la derecha. En el caso del que fuera titular de Hacienda, sus formas nefastas, su comportamiento chulesco y mafioso y el acoso contra periodistas y medios que denunciaban sus manejos hacían presagiar que tarde o temprano sería carne de banquillo. Lo extraordinario es que no se le haya imputado hasta ahora cuando la investigación judicial arrancó en febrero de 2018.

Pero el caso Montoro no puede ser ninguna coartada para Sánchez y su corte de corruptos por mucho que medios como El País y otros satélites del sanchismo aprovechen la imputación del exdirigente popular para equiparar los ejecutivos de Aznar o Rajoy y al PP con el Gobierno de Sánchez y su partido.

A Montoro se le denunció desde el primer momento y desde el primer momento se señaló también esa oficina siniestra dedicada al tráfico de influencias fundada y manejada por el personaje. Y fueron los medios considerados de derechas quienes con más tesón investigaron y denunciaron el conflicto de intereses y los sórdidos manejos de Montoro. No hubo la más mínima condescendencia. Nada que ver con el trato dispensado por los medios afectos al actual Gobierno a personajes como Ábalos o Cerdán hasta su señalamiento por parte de Sánchez y consecuente caída en desgracia.

La imputación de Montoro es una magnífica noticia que no debe tapar otras noticias estupendas, como el paulatino desmantelamiento de la banda del Peugeot o el progreso de las investigaciones sobre los negocios y colocaciones de la señora y el hermano de Sánchez, las saunas y prostíbulos del suegro, los impresionantes negocios de Cerdán, las aventuras sexuales de Ábalos pagadas por todos los españoles, las sombras que acechan a la tercera autoridad del Estado, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, o las actividades presuntamente delictivas del fiscal general del Estado. Entre otros asuntos.

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