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El retorno de las momias

Para estos políticos amortizados, sindicalistas ociosos, dramaturgos desconocidos, cineastas subvencionados y cantantes afónicos, pedir elecciones es un "golpe inconstitucional"

Para estos políticos amortizados, sindicalistas ociosos, dramaturgos desconocidos, cineastas subvencionados y cantantes afónicos, pedir elecciones es un "golpe inconstitucional"
El director Pedro Almodóvar posa con el premio a Mejor dirección por 'La habitación de al lado', en la alfombra roja de los premiados en los Premios Feroz 2025, en el Pazo da Cultura, a 25 de enero de 2025, en Pontevedra, Galicia (España). | Europa Press

Almodóvar está enfadado con los españoles. Otra vez. Se conoce que con la edad se le está agriando el carácter porque cada vez nos soporta menos. Igual que nosotros a él, a pesar de lo cual nos vemos obligados a subvencionar sus películas, así que lo menos que podría hacer es respetar a los capitalistas que financiamos sus bodrios a través de la declaración de la renta sin posibilidad de marcar otra cruz. Mencionamos al cineasta manchego por su primacía en el mundo de la kultur progresista, pero cuando nos riñe lo hace en compañía de una nutrida representación de las artes en sus más variadas expresiones, con Víctor Manuel, Ana Belén, Serrat y Miguel Ríos en lugar preeminente, aunque solo sea por edad.

Los artistas escriben en apoyo del Gobierno y en contra de la oposición, a la que tachan de golpista, una circunstancia que solo se da en democracias avanzadas como la venezolana y resultan desconocidas en los predios de la OCDE. Pero es que los archimandritas de la kultur son muy pelotas con los gobiernos izquierdistas, a los que defienden con una saña impropia, porque con el PP en el poder viven igual de bien.

En esta ocasión reproducen las claves conspiranoicas propagadas por Sánchez para escurrir el bulto, asegurando que todo obedece a una conjura de los poderosos para acabar ilegalmente con un Gobierno progresista. Porque la democracia solo existe cuando manda la izquierda; cualquier otra opción equivale a la dictadura.

El manifiesto contextualiza la corrupción del sanchismo como unos casos puntuales sin demasiada importancia, un párrafo delicioso cuando al final del mismo aparece la firma de Manuel Chaves. También suscribe el documento Leyre Pajín, que tantos días de gloria nos brindó en los tiempos de ZP. No está, en cambio, Bibiana Aído (¿Se acuerdan de ella? Nosotros también), pero su ausencia no desmerece el elenco de firmantes, aunque le reste brillantez intelectual.

Para estos políticos amortizados, sindicalistas ociosos, dramaturgos desconocidos, cineastas subvencionados y cantantes afónicos, pedir elecciones es un "golpe inconstitucional", todo un hallazgo teórico que acota perfectamente el nivel técnico del texto y nos permite conocer qué es lo que toda esta gente entiende por democracia.

Ya ni siquiera nos enfadamos con ellos. Son un grupo mal avenido de millonarios excéntricos que salen a la palestra a opinar de política porque en lo suyo cada vez se les hace menos caso. De hecho, su manera de apoyar a Sánchez tiene algo de crueldad, porque no es agradable ver a estos septuagenarios defendiendo las trapacerías y corrupciones de un gobierno izquierdista en entrevistas de radios y televisiones, mirando hacia el suelo y sin saber dónde meterse, como la vulgar soldadesca progre que son.

Pero no deben alarmarse. El PP llegará y el grifo de las subvenciones aumentará su caudal y los premios estatales seguirán recayendo en los mismos de siempre, como ha ocurrido de aquí hacia atrás. El odio de los abajofirmantes va dirigido únicamente a los votantes de derechas, que financiamos sus francachelas y seguiremos pagándolas cuando el Sanchismo se hunda denitifivamente. De eso ya se encargará Núñez Feijóo.

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