Hace bien la diputada del PP Noelia Núñez en presentar su dimisión de todos sus cargos -y el PP en aceptarla- tras admitir la joven vicesecretaria de Movilización y Reto Digital de los populares que no llegó a concluir los estudios universitarios que figuraban en su curriculum. Aunque no se trate de ningún delito, y el PSOE tenga en activo multitud de cargos que también han "hinchado" sus respectivos estudios, faltar a la verdad no debería ser de recibo. Como ha señalado el propio Feijóo, "que el listón ético de Sánchez y los suyos no exista no significa que los demás debamos modificar el nuestro".
Ahora bien. Aunque celebremos que ni Núñez ni el PP hayan espetado al PSOE el recurrente "y tú más" como excusa para no presentar y admitir esta dimisión, eso no es óbice para dejar de denunciar la larga lista de cargos del PSOE que, ciertamente, han hecho lo mismo por el que se ha producido el cese de la joven política del PP. Y es que la falta de autoridad moral del PSOE para exigir dimisiones por falsedades curriculares tiene un largo historial.
Empezando por Óscar Puente, principal instigador de la crítica contra la diputada popular, el actual ministro de Transportes aseguró tener un máster en Dirección Política que resultó ser un curso sin validez universitaria. La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, mantuvo durante 40 años que era doctora, sin serlo. José Manuel Franco, expresidente del PSOE madrileño y actual presidente del Consejo Superior de Deportes, se describía durante años como licenciado en Matemáticas, pese a haber cursado sólo tres años de carrera. Patxi López, expresidente del Congreso y actual secretario de Política Federal del PSOE, llegó a presentarse como ingeniero sin haber pasado del primer curso. José Blanco, exministro, figuraba como abogado sin haber terminado Derecho. Bernat Soria, exministro de Sanidad, se adjudicó falsamente cargos como decano o investigador internacional. Elena Valenciano, miembro del Consejo de Estado, decía ser licenciada en Derecho y Ciencias Políticas, pero no concluyó ninguna carrera. La fallecida ministra Carmen Chacón se autodenominaba doctora tras solo haber realizado un curso de doctorado.
También se suman cargos como el senador Alfonso Gil, que durante 15 años apareció como licenciado en Derecho sin haber acabado los estudios; Estela Goikoetxea, del PSOE de Cantabria, que se inventó una licenciatura en Biotecnología; Isabel Ambrosio, del PSOE de Córdoba, que decía ser licenciada en Magisterio; o Antonio Quintana, alto cargo de la Generalidad Valenciana bajo Ximo Puig, que figuraba como topógrafo sin tener el título correspondiente.
La lista podría ser más larga, pero no hay que olvidar al mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el que pesan las sospechas por posibles plagios y por la presunta intervención de un "negro" (alguien que redacta textos por encargo) sobre su tesis doctoral sobre la que muchos expertos señalaron múltiples "corta-pega" y una calidad académica deficiente.
Aunque pedir la dimisión a Sánchez por este asunto curricular, teniendo imputados a su esposa, a su hermano, a su fiscal general del Estado y a sus dos últimos secretarios de Organización del PSOE, sería como reprochar a Herodes su falta de delicadeza con la infancia, lo que es evidente es que una cosa es no amparar el recurrente "y tu más" y otra muy diferente dejar de denunciar el colosal doble rasero que se aplica a sí mismo el PSOE a la hora de hablar de dimisiones.

