
El ministro Óscar Puente no está entre los nominados para abandonar el Gobierno en la próxima crisis porque es muy complicado encontrar a alguien de confianza para la cartera de Transportes y Movilidad Sostenible, que es una de las que más contratos y dinero mueven. Prácticamente todas las adjudicaciones de obras pasan por ese ministerio, para el que Sánchez ha recurrido en el pasado a personas de tanta confianza y cercanía como el imputado José Luis Ábalos. Santos Cerdán sería una opción, pero está en la cárcel.
Así es que nuestro ministro de Transportes tiene carta blanca o, mejor, barra libre, para disfrutar de su cargo como sólo un socialista ejemplar sabe disfrutar de los cargos, ostentándolos. Que se note. De ahí esa chulería, esa cabeza alta que parece que se le va a caer para atrás y esas pintas de salir de un after para ir directamente a la inauguración de unas obras. En concreto las del Viaducto de los Feos de Almería, que vaya usted a saber si acabarán apareciendo en alguna grabación o en un sumario sobre la financiación del partido y los pelotazos de los secretarios de organización, ministros y asesores.
En tan magno escenario y en compañía del ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, otro sanchista pata negra, Puente se ha dejado ir en plan a lo loco. Tras ratificarse en sus mensajes de X sobre los incendios en Castilla y Andalucía, el hombre se ha tirado en plancha en plan alcalde de Vigo para decir que sólo Suiza supera a España en puntualidad ferroviaria.
Todos los programas de inteligencia artificial disponibles en el mercado abierto refutan la afirmación. Ninguno dice que sea mentira, pero todos coinciden en que no es verdad. ¿Lo pillará ese artista de la ironía que dice ser Óscar Puente? Que el ministro de Transportes de España dedique más tiempo a sus redes sociales que a los cometidos del cargo por el que le pagamos todos los españoles es una auténtica barbaridad. Y es que encima gran parte de toda esa frenética actividad tuitera consiste en insultar a más de la mitad de los españoles y en tomar por imbéciles a todos.
Mientras Puente elucubra sus paridas, decenas de trenes salen o llegan con retraso, decenas de trenes están varados en medio de la nada sin aire acondicionado, decenas de trenes han sido anulados y en decenas de trenes se producen actos incívicos, robos y altercados porque no hay ni personal ni seguridad. ¿Decenas? A veces cientos y en ocasiones, todos. Mientras Puente tuitea y retuitea debajo de un chorro de aire acondicionado las entrevistas que le hacen en la telebasura pública, cientos de miles de ciudadanos sufren los efectos y las consecuencias de esa inutilidad con escolta y coche oficial. Que me quiten lo bailao, debe pensar mientras despacha hacia la papelera los reportes de retrasos, anulaciones y demás incidencias.
