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Illa pide perdón a Tejero

aún funciona entre la gente el autoengaño de que más vale alimentar al monstruo para que esté tranquilo que privarlo de comida y provocar su ira. Después vendrán los lamentos.

aún funciona entre la gente el autoengaño de que más vale alimentar al monstruo para que esté tranquilo que privarlo de comida y provocar su ira. Después vendrán los lamentos.
Illa y Puigdemont se reúnen en la Delegación de la Generalitat en Bruselas | EFE

La peregrinación de los socialistas a Waterloo no culmina con la entrega de un diploma, como la compostela que se da a los que hacen el camino de Santiago. En el caso de estos políticos peregrinos son ellos los que se entregan y los que entregan. Aquello que entregan no les pertenece y el beneficiario de la entrega es un prófugo de la justicia que dio un golpe de estado, pero entregan y se entregan con la expectativa de obtener algo a cambio. Y es tan urgente su necesidad que aunque no están ni pueden estar seguros de que les caiga una migaja, van allí, corderitos, a entregarse. Todo sea por la reconciliación. Por eso sellan, una y otra vez, la reconciliación con los golpistas.

La amnistía pactada con sus beneficiarios, por ello autoamnistía, permitió la investidura del perdedor de las elecciones generales y abrió esta ruta de peregrinaje a un tráfico subterráneo, opaco y sombrío, sólo alumbrado por galerías fotográficas de fotomatón. Cuadraba ahí un personaje como Cerdán, perfectamente aclimatado a esos ambientes y a otros de no menor cutrez, como se fue sabiendo. Pero, aunque espabilado, el exnúmero tres, sucesor y compinche del exnúmero dos, era un mero esbirro, carne de cañón y de presidio. No extraña que el prófugo demandara otro trato, otro nivel, otra vestimenta, aunque la suya propia no sea de Savile Row. Ni el alto representante para gestiones oscuras, Rodríguez Zapatero, le podía servir. Solo es un expresidente. Y él, Puigdemont, es el "president".

Así que allá fue Salvador Illa, el otro "president". Un solo puesto y dos presidentes. No sé si habría algún lío protocolario por eso, pero tengo en el recuerdo que Puigdemont se consideraba el único legítimo. Illa iba de encarnación de la autoamnistía, que consiste en pedir perdón a los golpistas por haberles impedido dar el golpe, por juzgarlos y por mantener al legítimo en el autoexilio. Pero no va a ser suficiente. A mayor debilidad del Gobierno, y aunque ya es difícil aumentarla, aumentará, porque hay ciclos que no revierten, más sube el precio. Illa hizo de conejillo de Indias para el siguiente experimento, cuando han de peregrinar a Waterloo, Sánchez y su corte de los milagros. Irán para el fotomatón final, el que ilustre la entrega de las llaves, que ya se está haciendo, pero con foto es mejor.

Parecerá que la indignidad de Illa no causa mucho revuelo, que la capitulación por entregas se da por descontada y no acarrea mayores costes políticos de los que ha tenido. Pero todavía hay diferencias entre un presidente autonómico y el presidente de un Gobierno de España. No tiene el mismo efecto pictórico ver en el cubil a un regional que a uno de primera división. Más motivo, por ello, para que el prófugo quiera el trato premium. Habrá dudas, porque la imagen de Sánchez es o era un valor, el único, posiblemente. Pero aún funciona entre la gente el autoengaño de que más vale alimentar al monstruo para que esté tranquilo que privarlo de comida y provocar su ira. Después vendrán los lamentos. Siempre tarde.

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