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La inmigración, Pujol y su "nieta" Orriols

Puigdemont y sus secuaces pretenden frenar a Orriols poniendo topes a la inmigración que fomentó Pujol.

Puigdemont y sus secuaces pretenden frenar a Orriols poniendo topes a la inmigración que fomentó Pujol.
Silvia Orriols en la Diada. | Cordon Press

Cataluña es una región francamente irreconocible para muchos de sus habitantes "indígenas" o "autóctonos". El paisaje humano ha dado un vuelco radical en las últimas décadas. En la pasada, la del "Procés", quienes ahora parecen más preocupados por el desequilibrio demográfico no albergaban la más mínima inquietud ante el acusado fenómeno. Las encuestas (como para fiarse de las encuestas) sostenían la especie de que el principal problema de los catalanes era España y el recorte del "Estatut" por parte del Tribunal Constitucional. "Espanya ens roba", decían por las esquinas. "Volem acollir" (Queremos acoger), replicaban todos a una ante la inmigración. Todo el mundo era bienvenido en la antesala de la república catalana, la Dinamarca del sur de Europa, la California del Mediterráneo, la Suiza de las criptomonedas.

En aquellos efervescentes años había sitio hasta para los hispanohablantes en el futuro republicano. A tal efecto fundó ERC la agrupación "Súmate", facción de la que surgió Gabriel Rufián, el charnego perfecto según Junqueras, el tipo que dice que los catalanes como él tienen más conexión sanguínea con los franceses que con el resto de los españoles. Todo era una estafa. Desde la tolerancia lingüística a la misma república. Hasta hubo unos cuantos imbéciles, alcaldes y diputados convergentes, que le preguntaron a Puigdemont en tono de reproche que cómo les iban a explicar a sus hijos que la república era mentira cuando el entonces "president" ponderaba cambiar la declaración de independencia por otras elecciones autonómicas plebiscitarias.

Todo esto ahora se niega o se ignora. Junqueras y Puigdemont siguen dando clases de moral política y personal como si no fueran los responsables de la quiebra social, política y económica en Cataluña, del peor momento de la historia de la región desde la Guerra Civil. Ni se les ha pasado por la cabeza asumir responsabilidades políticas. Uno se cree que ya está en paz por haber pasado una corta temporada en el Gran Hotel de Lledoners. El otro, que ha pagado lo suyo con la dieta del mejillón. Son dignos herederos de personajes como el desahogado Artur Mas y el defraudador Jordi Pujol. Expresidiarios, prófugos y procesados. Ese es el nivel, todo lo que pueden ofrecer los herederos de "Convergència" y su filial ERC.

Descartada por el momento la republiqueta, han reparado en que gracias a su política de fomentar la inmigración que no hablara español (tal es el asco que les damos los españoles y que tan bien expresa Míriam Nogueras) les ha quedado una Cataluña rica y plena de mezquitas y badulaques. Los que querían acoger y abrazarse con el hermano africano vinculan ahora la inmigración con la delincuencia y los okupas y se preguntan de dónde han salido tantas mujeres con velo. La irrupción de un partido xenófobo, racista, ultra y separatista como Alianza Catalana es la consecuencia y la penitencia. Que Orriols sea independentista es un detalle menor en comparación con su discurso en contra de la inmigración de origen magrebí y de los propios ciudadanos magrebíes. Pero, ojo. Es una nieta política de Pujol y opina lo mismo o peor de los españoles, es decir, de los que llegaron a Cataluña en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado y de los hijos y nietos de estos que no han abrazado el idioma catalán y la causa separatista.

El empuje, al menos en las encuestas, del partido de esta señora, es lo que ha llevado a Junts a exigir a Pedro Sánchez las competencias en materia de inmigración y fronteras. Puigdemont y sus secuaces pretenden frenar a Orriols poniendo topes a la inmigración que fomentó Pujol. Se imaginan que si la Generalidad del patriarca moderno del separatismo hizo todo lo que hizo sin competencias en inmigración ellos podrán hacer lo mismo, pero al revés, con las competencias. Podemos ya ha anunciado que votará en contra porque como es sabido hasta un reloj averiado acierta dos veces al día. Junts acusa a la extrema izquierda de coincidir con la derecha extrema y la extrema derecha de PP y Vox. Y lo dicen ellos, que acaban de tumbar con el PP y Vox la reducción de la jornada laboral de Yolanda Díaz. No tienen vergüenza ni saben lo que esa palabra significa.

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