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Pedro de Tena

Pedro Sánchez: Semana de faenas

Esta semana que no termina de pasar ha sido una semana de faenas que Pedro Sánchez no podrá olvidar en mucho tiempo.

Pedro Sánchez posa junto Donald Trump durante la ceremonia de firma del Plan de Paz para Oriente Próximo, en Sharm El-Sheij (Egipto). | EFE

Una faena, además de otros usos del habla cotidiana y no digamos nada del taurómaco, es una acción que se perpetra para fastidiar a otro. Hacer una faena a alguien es perjudicarlo, normalmente a sabiendas, con la intención de dañarlo y, a ser posible, reventarlo. En román paladino, cuando te hacen una faena, te están haciendo una putada. ¿Qué cómo se sabe? Pues porque la faena es pública y al lesionado se le nota la herida.

Esta semana que no termina de pasar ha sido una semana de faenas que Pedro Sánchez no podrá olvidar en mucho tiempo. Todo parecía un mar en calma cuando en el ruedo ibérico empezaron a lloverle banderillas negras. Parecía todo bien atado. Recuperaba, creía, el voto a su izquierda con la pantomima amoral de la flotilla escoltada por la Armada, qué maravilla ética, camino de Gaza, con el embargo de armas a Israel y con la demonización de Donald J. Trump.

Lo de ese crucero turístico-político ya empezó mal, con mal tiempo y mal oficio de navegantes sin heroísmo. Siguió con las desavenencias internas de los excursionistas. Se desacreditó con la evidencia de que no llevaban ayuda para la gente, sino que hacían campaña para sí mismos. Se hundió cuando Israel los asustó un poco. Se descalificó cuando hablaron de torturas y no digamos nada del escándalo final del mordisco de una activista española a una trabajadora sanitaria israelí.

Pero estaba el embargo de armas al pérfido Israel, ese embargo fake de un Podemos achinado que no es que cabalgue contradicciones, sino que las cría a puñados. Finalmente, qué daño tan grande para los israelíes, se aprobó y, según la guardería del Tontín Albares, el efecto fue tal que, fíjense, se firmó el acuerdo de paz el mismo día. Tremenda la potencia diplomática y militar de este gobierno.

Eso es lo que quiso hacer parecer hasta que se fue abriendo paso la hipótesis de que, en realidad, el acuerdo había sido una faena para el plan triunfal de Pedro Sánchez que, al parecer, ni siquiera estaba enterado de que se iba a firmar. Es más, no fue tenido en cuenta por Trump ni por el insultado gobierno legítimo y democrático de Israel. Eso, que no se fían de él. Faena cumbre, porque hacer el ridículo en política es lo peor de lo peor.

Menos mal que Egipto lo invitó a la firma del Acuerdo, pero muy poco antes, los reaccionarios de la Academia sueca fueron y le dieron el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, la heroína democrática venezolana. Eso ha sido una faena histórica. Para colmo, no se ha podido impedir que se haya hecho evidente ante el mundo entero que Zapatero, Sánchez y sus socios ampararon el golpe electoral de Nicolás Maduro y su narcorrégimen.

Han procurado callar y mirar para otra parte, pero va Podemos y llama golpista a la María Corina que demostró al mundo el fraude electoral. Iglesias dice que lo mismo da que se lo hubieran dado a Hitler o a Trump. Y, por si fuera poco, el silencio de los corderos fue roto por el propio tirano Maduro llamando "bruja demoníaca" a la galardonada que, por cierto, le dedicó el premio a Trump. Otra faena.

Luego vino la Fiesta Nacional del 12 de octubre, con el Rey a cuestas y en primer plano. Una faena más, esta vez resuelta con el escaqueo descarado ante el abucheo creciente año tras año (¿cómo lo llamaron en RTVE? Ah, sí, "habitual música de viento") y sin consentir preguntas de los periodistas, esa canalla insoportable, bulera y fangosa. Para colmo, alguno de sus mil asesores se equivocó y le sopló un lema falso de la Guardia Civil, de la UCO también, ("Servir y proteger", que es de una serie televisiva y bien lejano al verdadero, "El Honor es mi divisa". De faena en faena.

Luego en las ceremonias de la firma de los acuerdos en Israel y Egipto, el maldito Trump, que no puede callarse, no sólo recuerda que han armado hasta los dientes a su aliado, sino que le espeta a Pedro Sánchez que de lo del 5% del PIB para la defensa, ¿qué? Menos mal que la faena fue menor porque consintió darle la mano, aunque hasta allí llegaba el terror de Hamás fusilando a sus "traidores", el mismo día del Acuerdo. Qué humanitarios.

Después, el juez Peinado alargó su faena de castigo en el caso Begoña otros seis meses. Ábalos y Koldo siguen montando numeritos. El Fiscal General sigue en capilla. Y viene el bienpagao arúspice Tezanos y le hace otra faena, con buena intención política, pero porca faena. Si el PSOE casi dobla en votos al PP y logra obtener, al frankensteiniano modo, un 52,3 por ciento de los apoyos necesarios para seguir gobernando (que los he sumado), ¿cómo justificar entonces que no se convoquen elecciones? Ánimo, Pedro, que sí se puede.

Y no se olvide la faena consumada en olor de santidad por Morante de la Puebla, brindando dos históricos toros en una doble Fiesta Nacional a la "valiente" Díaz Ayuso y al crecido Santiago Abascal, mostrando el camino hacia la Puerta Grande de otro futuro posible. Y precisamente el 12 de octubre, el Día de la Hispanidad. A ver, presidente, ¿otro genocidio? Malditas faenas. Qué semana.

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