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¿Quién derribará a Sánchez?

Si se llegara penalmente a demostrar que efectivamente Leire actuaba por cuenta del presidente, los delitos por ella cometidos habrían sido igualmente perpetrados por su representado.

Si se llegara penalmente a demostrar que efectivamente Leire actuaba por cuenta del presidente,  los delitos por ella cometidos habrían sido igualmente perpetrados por su representado.
La fontanera socialista Leire Díez comparece en la comisión de investigación del caso Koldo, este lunes, en el Senado. EFE/ J.J. Guillén | EFE

Olvídense del fiscal general. También de Koldo y Aldama. Despreocúpense de Torres y Armengol. No hagan caso de lo que digan del hermano o de la esposa. Ni del contable o su secretaria. Ignoren los sobres trufados de billetes. Prescindan de las novias de Ábalos, las que se enrollan y las que no. No se pierdan en el caso de los hidrocarburos, en lo que hiciera Maroto o Calviño. No se dejen enredar con el rescate de Air Europa. Tampoco presten atención a los negocios de Zapatero en Venezuela. Dejen de perder el tiempo buscando información de los vuelos del Falcon a la República Dominicana. Renuncien a enredar en el IBEX 35. No permitan que les confundan con los arcanos de la corrupción del PSOE navarro. Donde hay que centrar el foco es en Leire Díez.

Que la satisfacción le rebose y se le rían los huesos de verse rodeada de cámaras y micrófonos no debe impedirnos otear el futuro. Será ella la que dará la patada a la silla a la que está subido Sánchez y que es la que evita que se ahorque con la cuerda que un día, minutos antes de subirse por primera vez al Peugeot, metió Koldo en el maletero.

Y esto es así porque es ella, y sólo ella, la que dijo, al delinquir, que obraba en nombre del presidente. Ha solicitado información comprometida de personas que podían perjudicar a Sánchez, y nada tenían contra ella. Y ha prometido a cambio cargos públicos en el extranjero generosamente remunerados que sólo Sánchez podía ofrecer, no ella. Y todo en beneficio de Sánchez, no de ella. No sólo, sino que quería recuperar los audios grabados en las saunas del suegro para evitar que vieran la luz. Quizá con el objetivo de que no se reconozcan las voces de los padrinos de Sánchez en el PSOE, lo que permitiría alcanzar la conclusión de que aquel apadrinamiento no fue espontáneo sino consecuencia de un chantaje. Y enterrar aquellas cintas no puede proporcionarle a Leire beneficio alguno, y a Sánchez, sí.

Es cierto que todavía no hay prueba de la relación de representación entre Pedro y Leire, pero ya hay dos indicios vehementísimos de que la relación existía. El primero es que Leire despachaba con Santos Cerdán. De él recibía las instrucciones y a él informaba de los resultados de sus gestiones. La prueba inequívoca es que, destapado el escándalo, fue a su despacho de la secretaría de Organización a entregarle toda la documentación obtenida, recogida en un dispositivo de almacenamiento. Y Santos Cerdán era la mano derecha de Sánchez. El segundo es que nadie del PSOE ni el PSOE mismo se han querellado, demandado o de alguna manera unido a la causa contra esta señora, que se atribuía sin empacho la representación del partido, del Gobierno y de su presidente. Cualquiera que no se la hubiera realmente dado habría ido corriendo a exigirle responsabilidades penales a la impostora. Pero ningún socialista ha dicho esta boca es mía. Mucho menos Cerdán o Sánchez. Si se llegara penalmente a demostrar que efectivamente Leire actuaba por cuenta del presidente, como es lo más probable a la vista de los dos indicios señalados, los delitos por ella cometidos habrían sido igualmente perpetrados por su representado. Pocas bromas con Leire Díez.

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