
EE.UU. se defiende del régimen criminal de Venezuela. Pero unos arrogantes politicastros europeos ponen objeciones a su defensa. Marco Rubio, el Secretario de Estado de EE.UU., ha respondido con firmeza intelectual a las críticas surgidas en el seno de la UE sobre la actuación del ejército norteamericano contra las lanchas que transportan droga a EE.UU. La respuesta de Rubio ha sido clara y contundente: la UE no tiene derecho a determinar qué es el Derecho Internacional ni cómo debe usarse para juzgar las acciones de Estados Unidos. La Administración de Trump seguirá persiguiendo a esas embarcaciones en legítima defensa. Las observaciones de la UE a EE.UU. pretenden reabrir la vieja controversia entre la seguridad y el derecho internacional. Los teóricos del derecho dirían que se trata de dos visiones jurídicas y políticas enfrentadas que ponen de relieve los conflictos profundos sobre el uso de la fuerza, la soberanía y el papel de los aliados. ¡Pamplinas! Sí, cortinas de humos son estos pseudo-debates, si tenemos en cuenta el "desorden" mundial impuesto por los regímenes narco-terroristas! En verdad, la actitud de la UE respecto a la política de Trump en el Caribe lo que refleja es una total desorientación en relación con su aliado principal, en realidad el único país que se preocupa de la defensa de Europa, EE.UU. ¿O acaso tiene un ejército la UE?…
La defensa de boquilla de la UE por el orden jurídico internacional es la ideología, el principal engaño, desplegado por la casta gobernante europea para seguir cambalacheando con los regímenes populistas bolivarianos, especialmente con la dictadura de Venezuela, que ya ha sido deslegitimada por EE. UU. como una banda narco-terrorista que esclaviza a su pueblo y mata miles de ciudadanos con la droga que se exporta por múltiples rutas desde Venezuela a EE.UU. He ahí el asunto clave, el resto es cháchara para desviarnos de lo fundamental: EE.UU se defiende de la dictadura venezolana atacando su arma más mortífera: la droga que mata a cientos de miles de ciudadanos de EE.UU. Por lo tanto, aunque sea de modo indirecto, EE.UU. trata de liberar a Venezuela de la esclavitud, mientras que la UE no sólo pone dificultades a Trump sino que trata de detenerlo. Sí, las "élites" políticas de la UE con su torpeza habitual, no exenta de mala fe, quieren crear un debate jurídico que impida y extorsione la operación de EE.UU. contra el narcotráfico en el Caribe en general, y en Venezuela en particular.
La cosa comenzó con unas declaraciones de un ministro francés y han continuado con el apoyo de la presidenta de la Comisión a Colombia, Cuba y Venezuela. Un escándalo disfrazado de buenas intenciones y defensa del Derecho Internacional, pero lo real está a la vista de todos: los dirigentes de la UE sabotean a EE.UU. y, naturalmente, intenta impedir la liberación de Venezuela y de Cuba, a cuya dictadura comunista sigue financiando directamente. Entre esos dirigentes, ocupan un lugar relevante los españoles. La cosa no es nueva. El socialismo español siempre ha defendido las dictaduras bolivarianas ante la UE. Los gobiernos de Rodríguez Zapatero y Sánchez han mantenido no sólo unas relaciones de estrecha amistad con los gobiernos de Chávez y Maduro, sino que en buena medida han sido sus "valedores" clave de los intereses políticos y económicos de los gobiernos bolivariano en la UE. Los gobiernos del PSOE, desde la época de Rodríguez Zapatero, y de Bono en el ministerio de Defensa, hasta ahora mismo con los estrechos vínculos entre Maduro y Sánchez, pasando por la etapa que estuvo Pablos Iglesias (Podemos) en la vicepresidencia del Gobierno, siempre tuvieron una relación fraternal con la narco-dictadura de Venezuela. José Borrell, durante mucho tiempo, el principal representante de la diplomacia de la UE, es una buena síntesis del socialismo de Zapatero y Sánchez por un lado, y la arrogancia ridícula de una casta política, por otro, que sólo se preocupa por los intereses estrictamente privados de los dirigentes de Europa. ¿O acaso no está Borrell detrás de todos los tejemanejes de los socialistas españoles con Venezuela, Cuba y Colombia?
Nadie caiga, pues, en el falso debate jurídico entre seguridad y derecho internacional, si queramos que Venezuela recupere la senda de la democracia no hay otra salida que la propuesta de EE.UU.: defensa de seguridad nacional y guerra contra el crimen organizado. Los grupos criminales que operan en el Caribe no son meras organizaciones delictivas, sino actores armados trasnacionales que constituyen una amenaza real para la seguridad nacional de EE. UU. y otros países de la región. Bajo esta visión, las acciones militares de EE.UU. serían parte de una campaña contra "narco-terroristas" o "combatientes ilegítimos", más cercana a un conflicto no internacional que a una operación policial. Donald Trump y Marco Rubio tienen razón: los europeos desconocen la dimensión operativa y los riesgos que representan estas redes criminales. Por otro lado, Trump está respaldo jurídicamente con legislación suficiente -incluidos memorandos legales del Departamento de Justicia- para considerar que todas su operaciones militares en el Caribe son compatibles con la legislación estadounidense y con el derecho internacional consuetudinario relativo a la autodefensa. La conclusión es obvia: o defendemos la narrativa norteamericana, que se enmarca en una lógica de eficacia y urgencia, o fenecemos con el poderío de los narcos; o sea si los grupos criminales utilizan tácticas paramilitares y representan una amenaza armada, EE. UU. debe responder con los medios necesarios para neutralizarnos.
En fin, si cae Venezuela, gracias a EE.UU., como dije hace más de dos años, caerá no lo duden todos los gobiernos corruptos europeos, empezando por el de Sánchez.
