Puede que el sanchismo haya entrado en fase terminal con el ingreso en prisión de José Luis Ábalos, pero si alguna posibilidad tiene el actual presidente del Gobierno de perpetuarse en el cargo es apelando a los enemigos de España, el separatismo catalán, los proetarras y la extrema izquierda. Por mucho que el empresariado catalán abogue por la moderación de Junts, es imposible ahora y después que el partido del prófugo Puigdemont vaya a hacer algo en beneficio de España y de los españoles. Para Junts, cuanto peor sea la situación política, económica y social en España, mejor. Y se equivocan quienes creen que Puigdemont puede apoyar una moción de censura para desalojar a Sánchez del poder a cambio de nada, en un acto de generosidad del que no existen precedentes en el nacionalismo. Pero si el lema de Junts es "cobrar por adelantado".
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, debe tener en cuenta la doblez del empresariado catalán organizado, esa trama de círculos caninos y patronales como "Foment del Treball" (llamada antaño, cuando convenía, Fomento Nacional del Trabajo) que alentaron el proceso separatista, dieron cobertura a personajes como Artur Mas, Oriol Junqueras y Carles Puigdemont y ahora reclaman el concierto catalán que les ha prometido Sánchez a cambio de seguir en Moncloa. Núñez Feijóo debería tener más interlocutores en Cataluña y no sólo ese frívolo club que un día peregrina a Waterloo para intercambiar pareceres con el prófugo y al siguiente recibe en sus salones al líder del PP con la indisimulada pretensión de tomarle el pelo y, por si acaso, pedir más dinero, infraestructuras y privilegios.
A los efectos de combatir el sanchismo y librar a España de esa lacra de corruptos, inmorales y mentirosos encabezados por el presidente del Gobierno, tiene infinitamente más utilidad la manifestación convocada este domingo en Madrid por el líder del PP que sus devaneos y contactos con esa parte del empresariado catalán que merodea en torno al poder y en torno a quienes pueden tenerlo, que les dice a todos lo que quieren oír y que se entretiene en conspiraciones de salón sobre modelos federales, asimétricos y plurinacionales. La posibilidad de acabar con el sanchismo y evitar su perpetuación autoritaria pasa por la movilización cívica, por el ejercicio democrático de la protesta y por una acción continuada en las instituciones y en la sociedad, atenazada por un sistema electoral que ofrece a los partidos separatistas la llave de la gobernabilidad de España a cambio de un número de votos ridículo en comparación con el total.
El sanchismo trata de anestesiar a la sociedad española, propaga la desinformación, dilapida recursos ingentes en propaganda e intenta desmotivar a la ciudadanía y desconectarla de la realidad. El "relato" alternativo del PSOE es una sucesión de estadísticas disparatadas cuya conclusión es que es todo un logro que cada vez haya más gente dependiente de las rentas de inserción. La obligación del PP y de Vox es oponer a esa operación un trabajo intachable de movilización y concienciación. En esa tarea, el "empresariado catalán" definido como los socios de "Foment" es sanchismo, un palo en las ruedas, los que sostuvieron el régimen del tres por ciento.

