
Las élites dirigentes españolas, y utilizo la voz "élite" en su significado más amplio y transversal, están manteniendo un silencio tan espeso que casi comienza a resultar clamoroso en relación con el juicio penal que estos días se desarrolla en Madrid con el clan Pujol al completo, acusado de ser banda familiar organizada que durante lustros habría hurtado ingentes sumas de caudales a la Generalitat. En un gallinero siempre tan ruidoso y alborotado como el que rodea a los principales centros de poder institucional del país, ese inopinado mutismo coral llama poderosamente la atención.
Y si bien cabría una lectura benigna de él, la que remitiera al respeto personal por un hombre que se adentra en sus últimas etapas de su paso por la vida, ese argumento humanitario no serviría para explicar la ausencia de atención de la que también se están beneficiando sus muchos hijos, pues todos ellos, sin excepción, parece que andaban metidos en el negocio, según se desprende del sumario. Aunque no todo el mundo calla, conviene aclarar. Así, Salvador Illa ha decidido significarse en público, dando un paso más para que nadie fuera a pensar que su condición de máxima autoridad civil de Cataluña le impide exhibir una intensa simpatía por el principal acusado y jefe del clan. De ahí que acabe de recibir por segunda vez en su despacho oficial a Pujol (también lo hizo justo después de haber tomado posesión del cargo).
Un proceder, ese de arropar con indisimulado cariño y cordial afabilidad a un reo de la Justicia durante el transcurso mismo de las sesiones de su proceso, que absolutamente nadie, ni en Madrid ni en Barcelona, le ha afeado todavía. Ni siquiera en Italia podría ocurrir algo parecido, este tipo de cosas solo pasan ahora mismo en España. España, un país donde no se respeta nada, y menos a la vejez, pero donde ese anciano algo más que presuntamente corrupto continúa unido mediante un cordón umbilical invisible al partido surgido de las entrañas de CDC, el mismo que tanto el PSOE como el PP necesitan cortejar. Pujol sigue mandando.
