Menú

El balance surrealista de un presidente que no va a dejar el poder

Estamos ante un presidente incapacitado para ejercer en democracia que reproduce milimétricamente todos los vicios de los gobernantes totalitarios.

El seísmo político provocado por los escándalos de corrupción y de acoso sexual que afectan directamente al Gobierno y al partido socialista han obligado a Sánchez a adelantar varios días su tradicional intervención para rendir cuentas del año que acaba. La degradación política del sanchismo es tan profunda que la mera aparición del presidente del Gobierno para presumir de gestión es un cruel sarcasmo, pero Sánchez está metafísicamente incapacitado para asumir cualquier responsabilidad y por eso ha protagonizado una comparecencia con un grado de desfachatez inaudito hasta en alguien como él.

Mientras los escándalos de corrupción se suceden día a día y la Guardia Civil entra en los ministerios a recabar pruebas de los latrocinios, Sánchez asegura que "La corrupción sistémica acabó con la salida del PP del Gobierno en 2018" y presume de que "La diferencia es que ahora se actúa con contundencia, mientras el PP convive con la corrupción". Otro tanto cabe decir de los casos de acoso sexual en las filas socialistas, que Moncloa y el PSOE trataron de ocultar llegando a amenazar a las víctimas de los abusos, lo que no ha impedido a Sánchez presentarse como el adalid del feminismo, asegurando que su partido es "el primero que ha actuado con contundencia". Sin embargo, la única "contundencia" conocida en el sanchismo es la que emplea en insultar a los que denuncian la corrupción y en tratar de ocultar las pruebas de los abusos de sus dirigentes, lo que convierte en aún más ridículos los alardes de Sánchez tratando de presumir de lo contrario.

Lo más preocupante de la intervención de Sánchez en el día de ayer es la constatación, una vez más, de que estamos ante un presidente que no va a dejar el poder de manera pacífica. Su rechazo a la sana alternancia política que caracteriza a los sistemas democráticos se estructura en torno a un enfermizo criterio moral, según el cual no se puede dar voz al pueblo español porque eso supondría que su rival político llegaría al Gobierno, algo que Sánchez y sus socios no pueden tolerar. Estamos, por tanto, ante un presidente incapacitado para ejercer en democracia que reproduce milimétricamente todos los vicios de los gobernantes totalitarios, una situación extremadamente peligrosa que, con el paso de los días y el agravamiento de los escándalos, va a seguir empeorando.

La comparecencia de ayer reprodujo su actuación de abril de 2024, cuando se retiró a reflexionar durante cinco días tras el procesamiento de su mujer por corrupción. También entonces aludió a la existencia de una campaña infame de mentiras y proclamó su intención de seguir adelante a cualquier precio. La diferencia con el momento actual es que el cerco de la Justicia es mucho más estrecho y el sanchismo se encuentra acorralado por más frentes de los que sus cabecillas pueden gestionar. A partir de aquí solo cabe esperar una huida hacia delante con un final incierto en el que, lo único seguro, es que Pedro Sánchez no va a abandonar voluntariamente el poder.

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal