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Pedro Gil Ruiz

El PSOE ante la encrucijada: ¿apocatástasis o albañal?

Entre los críticos socialistas se plantea un dilema. ¿Quién es el responsable del batacazo extremeño? ¿Es Moncloa o será Ferraz? ¿El Partido o el presidente y sus gurús?

Pedro Sánchez y el líder de los socialistas extremeños y candidato a la Presidencia de la Junta, Miguel Ángel Gallardo | EFE

Sobre una explanada arenosa se yergue una columna de ocho metros. Simón ha pasado seis años, seis semanas y seis días sobre ella. El guion de "Simón del desierto", de Luís Buñuel (Mexico, 1967), detalla. P 5) 2:00. Plano medio del obispo que se aproxima de frente a nosotros. Obispo (le habla a Simón): "Pasa ahora a ese otro pedestal que te ofrece la munificencia del rico Práxedes según tu deseo" y el eremita así lo hace. Reza acompañado de algunos monjes, uno de ellos trata de difamarlo. Guion: P 138) 24:28. Plano americano (en picado) de Trifón en el suelo preso de violentas convulsiones. Su boca está cubierta de espuma, la mandíbula apretada y sus ojos parecen querer salirse de las órbitas.

Trifón: ¡Viva la apocatástasis!

Monjes: ¡¡Muera!!

Hace unos días, al secretario provincial del PSOE de Cáceres, Álvaro Sánchez Cotrina, no lo vieron convulsionase, ni tuvo espumarajos. Pero, según dijo a quien le quiso oír, se le "revolvió todo" al escuchar la propuesta de Rodríguez Ibarra de abstenerse para facilitar la elección como presidenta de María Guardiola.

¡Viva la abstención! Gritan los unos. ¡Muera! ¡Muera! Responden los otros. Es una maldición que les persigue. El 29 de octubre de 2016, el grupo parlamentario socialista se fracturaba en la segunda votación para la investidura de Mariano Rajoy. Se abstuvieron 68 diputados y 15 votaron no, entre ellos los siete del PSC. "Tenía que votar no con toda contundencia como lo he hecho; sean cuales sean las consecuencias", dijo nada más terminar el Pleno de investidura Margarita Robles, número dos de la lista por Madrid del PSOE. Contundente y una "pájara" en palabras de Sánchez.

Diez años después se enfrentan a una decisión que amenaza con dividir de nuevo al partido. Aunque circunscrita al PSOE de Extremadura, su onda expansiva terminará afectando al conglomerado sanchista y dará argumentos a la disidencia. Pasados dos días desde las elecciones, Montse Mínguez, portavoz de la Comisión Ejecutiva Federal, es entrevistada a primera hora en la televisión del régimen. Afirma que la decisión sobre el voto en la investidura de Guardiola "la tomará la militancia del partido de esta comunidad autónoma". Ni sí, ni no a la propuesta de Rodríguez Ibarra. "Se ha de escuchar" a los militantes. No se atreve. No hay nadie capaz de fijar una posición política en Ferraz. A las pocas horas, la nueva portavoz del Gobierno, Elma Saiz, en su primera comparecencia tras el Consejo de Ministros corrige la insinuación de la señora Mínguez. Y por si quedaba alguna duda, "fuentes de Moncloa" dan por zanjado el asunto: "la puerta está cerrada".

El PSOE tiene en los delegados del Gobierno no solo a unos mandados para que confronten con las administraciones autonómicas del PP (buen ejemplo es el de Madrid). También cumplen el papel de control del partido. El gubernativo sanchista es una suerte de jefe político del primer tercio del siglo XIX. "Art. 263. Es obligación de los jefes políticos dar cuenta al gobierno del estado de la provincia, especialmente en cuanto a los ramos que pertenecen al gobierno político y de todas las ocurrencias notables que se ofrezcan" (Decreto XLV de 3 de febrero de 1823. Ley para el gobierno económico-político de las provincias). Así, se asume con normalidad que designen presidente de la gestora del PSOE extremeño al delegado de Gobierno.

Como también se asume como normal que este se pronuncie en contra de la abstención sin que se haya consultado ni a la militancia, ni al sursuncorda. José Luis Quintana, que así se llama el propio de Sánchez en Extremadura, obedeció la consigna: "Sería el absoluto fracaso de la señora Guardiola si nos pidiera la abstención. No se lo vamos a ofrecer", afirmó nada más estrenar el cargo.

Entre los críticos socialistas se plantea un dilema. ¿Quién es el responsable del batacazo extremeño? ¿Es Moncloa o será Ferraz? ¿El Partido o el presidente y sus gurús? Y aunque a usted la pregunta le suene a chufla, porque la respuesta tiene nombre: Pedro Sánchez, no es así para los que intentan que el PSOE no se vaya por el albañal una vez perdido el Gobierno. Anhelan el retorno a un punto de partida idealizado. Un reseteo del PSOE. Son los que gritan ¡Viva la apocatástasis! Mientras vagan por el desierto en busca de un Simón.

El pasado 23 de diciembre Cándido Méndez y el socialista extremeño Paco Castañares, entrevistados en el programa Espejo Público de Antena 3, se mostraban favorables a la abstención para facilitar la elección de María Guardiola. En un momento de su intervención, Castañares, -que debe buena parte de su carrera política en el PSOE a su expulsión de la UGT por negarse a secundar la huelga general del 14-D de 1988- afirmó que "el producto que ha fracasado en Extremadura es Pedro Sánchez", negando responsabilidad a los socialistas extremeños. "Cuando el PP nos meta 15 puntos en Aragón, ¿también va a tener la culpa Gallardo?", se preguntó. Afirmaba una cosa y la contraria con la normalidad del parlanchín.

Guillermo Fernández Vara (DEP) era presidente de la Junta de Extremadura. El 28 de septiembre de 2016, cuatro días antes de que Pedro Sánchez dimitiese como secretario general del PSOE, en declaraciones a la COPE advirtió de que "probablemente" abandonaría el PSOE si éste pactaba con los independentistas para formar Gobierno. "Yo con esas personas no es que no tenga nada que hablar, es que lo que no puedo bajo ningún concepto es sentarme a gobernar en la misma mesa". Sánchez nombró a Fernández Vara secretario de política autonómica del PSOE en 2021, cargo que ocupó hasta su fallecimiento en octubre de 2025. Tres meses antes de pactar la investidura con Bildu, Junts y demás patulea, Sánchez le nombró vicepresidente segundo del Senado, cargó del que no dimitió. Fue el secretario general del PSOE de Extremadura hasta marzo de 2024. Le sucedió un tal Miguel Ángel Gallardo.

En Cáceres capital, en las elecciones autonómicas del año 2015, el PP le sacaba 10 puntos al PSOE. Diez años después le aventaja en 34. En Badajoz capital, la evolución es similar: 7 puntos a favor del PP en 2015 y 30 en 2025. ¿Quién es el responsable de estos resultados? Sánchez no es una metástasis que ataca al buen socialismo. Es la conclusión. The end my friend.

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