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Antonio Robles

La Ucrania de Putin y los Sudetes de Hitler

¿Es razonable que Rusia exija un cinturón territorial de seguridad ante el poder expansivo de la OTAN? ¿Es prudente que Biden haya rechazado esa petición de Putin?

¿Es razonable que Rusia exija un cinturón territorial de seguridad ante el poder expansivo de la OTAN? ¿Es prudente que Biden haya rechazado esa petición de Putin?
El autócrata ruso Vladímir Putin. | EFE

¿Es razonable que Rusia exija un cinturón territorial de seguridad ante el poder expansivo de la OTAN? ¿Es prudente que Biden haya rechazado esa petición de Putin? Ni EEUU ni Rusia han tomado conciencia de que el poder bipolar que ostentaron en el mundo hasta el desguace de la URSS ha desaparecido. Ni Biden acepta la evidencia ni Putin admite que sólo es el presidente de un país diezmado territorial y demográficamente. Mientras tanto, los países europeos de la OTAN son, más que nunca, monaguillos de los intereses geoestratégicos de EEUU.

Occidente gestionó fatal el final de la Guerra Fría. Si cuando cayó el Muro de Berlín hubiese tendido la mano a Rusia, quizás ahora Rusia se parecería más a una democracia occidental y a un posible aliado de la UE contra la verdadera amenaza emergente, la dictadura nuclear china. Un monstruo económico, tecnológico, militar, demográfico con un régimen político comunista y una economía de libre mercado condicionada. La dictadura perfecta para someter al mundo. Su expansión a través de la Nueva Ruta de la Seda en tres corredores terrestres y tres marítimos para conectar Asia con Europa, Oriente Medio, África, América Central y del Sur; el acaparamiento de sus materias primas, en especial de las que son claves para las nuevas tecnologías digitales, e imprescindibles para fabricar materiales de última generación, a cambio de emisión de deuda e infraestructuras, es irreversible. Con esta estrategia ya ha colonizado 70 países, algunos, como Angola, el Congo o Guinea Ecuatorial, con más del 50% de deuda en relación a su PIB. Una manera de secuestrar sus decisiones y depender por completo de Pekín. La propia Rusia ha contraído con China una deuda de 151.800 millones de dólares, la mayor parte avalada por materias primas.

No es un buen negocio para Occidente que Rusia y China limen sus históricas asperezas y, junto a Irán, estrechen una alianza cada vez más evidente. No tener esto en cuenta por parte de EEUU, y sobre todo por parte de la UE, es suicida. No estamos jugándonos una guerra convencional solo, estamos jugándonos ser sujetos activos en el nuevo orden mundial, donde el multilateralismo ya es un hecho, aunque Occidente no lo admita.

Frente a esta evidencia, da la sensación de que la información de Occidente ante la crisis se parece más a una serie de Netflix, donde se dibuja la posición de Putin en Ucrania como una repetición del órdago de Hitler con los Sudetes, con la ambición nacionalista de un nuevo zar en horas bajas que aún no ha digerido los más elementales principios de la democracia y el respeto al derecho internacional.

No es lo mismo enfrentarse al conflicto suponiendo que Putin sólo pretende neutralizar la amenaza militar de la OTAN en Ucrania que sospechar su intención de expandir su influencia militar en el este de Europa con engaños, como hizo Hitler con Chamberlain en 1938. Lo primero se puede negociar sin mayores aspavientos. Y llegar a un acuerdo. ¿Por qué EEUU no permitió a la URSS en 1962 la instalación de misiles en Cuba y Rusia ha de consentir la entrada de Ucrania en la OTAN, con misiles nucleares a 5 minutos de Moscú? Es razonable que Rusia, que ha perdido el 30% de su territorio desde la desaparición de la URSS, quiera un cinturón territorial de seguridad en sus fronteras que le garantice la seguridad que EEUU tiene en las suyas.

Salgamos del enredo de dos bloques que aún ignoran la pérdida de su razón de ser y enfrentémonos con inteligencia a nuestra decadencia para superarla. ¿Por qué no facilitamos a Rusia seguridad militar y económica para atraerla a las democracias occidentales, en lugar de arrojarla con nuestra arrogancia a los brazos de China? Al fin y al cabo, la Rusia cristiana también es Europa y podría llegar a ser, con el tiempo, parte de su defensa común.

Aviso para navegantes: hoy mismo China acaba de dar su apoyo a Rusia.

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