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EDITORIAL

"El dolor viene después"

La desfachatez y falta de escrúpulos del personaje pueden perfectamente llevarle a agotar el mandato, para desgracia de los españoles.

No es la primera vez que Pedro Sánchez promete el cargo de presidente del Gobierno ante un ejemplar de la Constitución pero sin crucifijo ni Biblia. Sea como fuere, sus alardes laicistas no tienen la más mínima importancia comparados con el embrollo que tiene planteado: cómo guardar lealtad al Rey y cumplir y hacer cumplir la Constitución y, al mismo tiempo, satisfacer las promesas que ha hecho a las formaciones republicanas de extrema izquierda, a los golpistas catalanes y a los proetarras vascos que, entre insultos a Felipe VI, le auparon al poder y que exigen a cambio la ruptura –todo lo disimulada que se quiera– del orden constitucional.

Quizá por ello, la toma de posesión de Sánchez no estado tan marcada por la fórmula protocolaria escogida por el felón para asumir la Presidencia como por la conversación informal que ha mantenido aquél con Felipe VI, en la que el monarca, en referencia a la ceremonia, ha comentado: "Ha sido rápido, simple y sin dolor", para acto seguido añadir: "El dolor viene después".

Y es que encaramarse a un tigre como ha hecho el descalificable capo socialista para mantenerse en el Poder puede ser, ciertamente, algo "rápido, simple y sin dolor"; lo que ya le resultará más lento, complicado y doloroso será mantenerse en la grupa de la bestia y dominarla, aunque aun así quien peor lo tendrá siempre será el sufrido ciudadano español, en manos de un hatajo de comunistas, proterroristas y golpistas comandados por el fraudulento doctor Sánchez.

De hecho, los problemas ya han empezado a manifestarse. Así, las manifestaciones de algunos miembros de Podemos o las filtraciones comunistas sobre la configuración del Gobierno han llevado a la vicepresidenta en funciones a salir a la palestra para sentenciar: "Habrá un solo Gobierno, a las órdenes de un presidente". Significativamente, PSOE y Podemos han firmado este miércoles un "protocolo preventivo" para evitar colisiones en el Ejecutivo.

Y eso no es nada comparado con los quebraderos de cabeza que le van a dar a Sánchez los golpistas de ERC, que ya le han amenazado con "bloquear" su Gobierno si no acepta negociar la autodeterminación y la amnistía. Y para qué hablar de las amenazas de los proetarras de Bildu, que Sánchez, sin vergüenza, ha abrazado como legítimos compañeros de viaje.

Por otra parte, la Generalidad de Cataluña, que sigue presidiendo el supuestamente inhabilitado Quim Torra, ha anunciado que este año exigirá al Fondo de Facilidad Financiera 10.257 millones de euros, un 27% más de los 8.047 que solicitó en 2019.

Tampoco serán leves los quebraderos que este Gobierno empobrecedor y liberticida, que se pretende adicto al gasto y al endeudamiento a cargo del contribuyente, sufrirá para cumplir los límites de déficit de una Unión Europea que no va estar dispuesta a envilecer la moneda única para satisfacer a un Gobierno manirroto que depende de unos sediciosos que buscan no sólo impunidad, sino financiación para su persistente y, más que consentido, apadrinado golpe de Estado.

Con todo, que nadie caiga en el error de creer que este doloroso panorama condena a Sánchez a presidir sobre una legislatura muy corta, casi efímera: la desfachatez y falta de escrúpulos del personaje pueden perfectamente llevarle a agotar el mandato, para desgracia de los españoles.

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