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EDITORIAL

El mensaje de Aznar que tanto incomoda a Rajoy

Aznar pone de manifiesto la profunda desviación del Gobierno respecto a las ideas de las que siempre hizo gala el PP.

José María Aznar participó ayer en el único acto relacionado con las elecciones europeas en el que va a tomar parte, por decisión de la dirección del Partido Popular. En un evento organizado por un periódico nacional, y a escasas horas de dar inicio la campaña con la tradicional pegada de carteles, el presidente de honor del PP presentó al cabeza de lista de su partido con una intervención que no pasó inadvertida.

Varios fueron los argumentos de enjundia desgranados por el expresidente del Gobierno en su breve discurso, el más relevante de los cuales incide en la necesidad de que el Partido Popular siga siendo la gran formación de centro-derecha capaz de integrar a las distintas corrientes de esa tendencia. Esa fue precisamente una de las claves de la refundación del PP llevada a cabo por Aznar y de la ulterior victoria popular ante un hasta entonces todopoderoso PSOE, victoria que repitió cuatro años más tarde con una rotunda mayoría absoluta.

En contraste, el PP de la era Rajoy se ha convertido en una formación excluyente de la que se ha invitado a salir a todos los que no compartan la visión utilitarista y de culto al líder impuesta por una dirección cada vez más alejada de sus bases. No es casualidad que dirigentes muy caracterizados del PP como Mayor Oreja hayan sido condenados al ostracismo y otras personalidades, como Ortega Lara, Vidal Quadras y Abascal, se hayan visto obligadas a fundar otro partido para servir de cauce a los votantes tradicionales del PP.

Cuando se disfruta de una amplia supremacía política es más fácil llevar a cabo esta política de unidad, pero la mezquindad política de Rajoy y sus corifeos les han llevado a actuar en sentido contrario, y ello a pesar de tener en sus manos un poder como el que jamás ha ostentado en España un partido de centro-derecha. El calculado boicot de los altos cargos del Partido Popular y el Gobierno a la presentación del segundo tomo de las memorias de Aznar mostró hasta qué extremos puede llegar el resentimiento de unos dirigentes contra el político que convirtió al PP en el partido de masas del que todos ellos se siguen beneficiando hoy.

Las números dos del partido y del Gobierno estuvieron esta vez presentes para arropar a su candidato y, de paso, escuchar a su presidente de honor. El presidente del Gobierno, en cambio, prefirió no acudir al Casino de Madrid para no coincidir con Aznar, el político que lo designó para sucederle en el PP y con el que desde hace tiempo no tiene más que profundas discrepancias en todos los órdenes.

El trabajo de FAES en el análisis y la formulación de propuestas sobre los grandes problemas actuales de España, que pone aún más de relieve la inacción culpable del Gobierno, está sin duda detrás de este resentimiento que Rajoy no tiene la menor intención de ocultar. Y sin embargo el think tank dirigido por Aznar no hace más que poner de manifiesto la profunda desviación del Gobierno respecto a las ideas de las que siempre hizo gala el PP, con brillantes resultados, y no sólo en el ámbito económico. No es extraño que ni Rajoy ni sus más directos colaboradores quieran ver a Aznar protagonizar actos del Partido Popular, más allá de acontecimientos simbólicos como el de este jueves en Madrid con su amigo y antiguo colaborador Miguel Arias Cañete, que al menos tuvo el detalle de referirse a él con generosidad.

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