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EDITORIAL

Los grandes partidos no se recuperan

Mucho tendrá que cambiar lo que PP y PSOE predican y, sobre todo, practican para que muchos dejen de percibirlos como más de lo mismo

A pesar de que el último barómetro del CIS otorga al PP 5,7 puntos de ventaja sobre el PSOE –dos décimas más que en la encuesta de enero–, la intención de voto de los populares (31,9%) sigue estando casi 13 puntos por debajo del 44,62 que obtuvieron en las elecciones generales. Es evidente que el PSOE no ha sabido capitalizar el descontento hacia el Gobierno y que los grandes beneficiarios del mismo están siendo los partidos minoritarios.

Se podría pensar que la cercanía de las europeas –comicios en los que tradicionalmente se debilita la fidelidad a los grandes partidos– podría haber afectado a los sondeos. Sin embargo, si tenemos en cuenta que PP y PSOE se repartieron el 81 y el 84% de los votos en los comicios europeos de 2009 y 2004, respectivamente, y que ahora sólo suman el 58% según el CIS, parece evidente que la desafección a los grandes partidos no es algo coyuntural.

De hecho, aunque se haya podido frenar algo su avance respecto a enero, IU y UPyD mantienen una intención de voto del 10,9 y del 8,9%, casi el doble del porcentaje obtenido por estos partidos en las últimas elecciones generales. Y no hay que olvidar, además, que en los últimos meses han irrumpido en escena nuevas formaciones con vocación nacional, como Vox y Ciudadanos.

A pesar del comprensible optimismo del Gobierno ante algunos datos económicos, la percepción de los españoles respecto de la situación económica y política dista mucho de mejorar. Lejos de percibir al PP y al PSOE como dos modelos enfrentados y distintos de gobierno, cada vez son más los españoles que ven en ambos partidos las dos caras de una misma moneda, como los artífices de una política que lleva a una mayoría a juzgar la situación económica y política mala o muy mala.

En el PP se podrían frotar las manos al ver que el 90,5% de los encuestados tienen poca o ninguna confianza en Rubalcaba. Pero no lo deberían hacer si tienen en cuenta que el 86,4% hacen esa misma valoración de Mariano Rajoy.

Los dirigentes de los dos grandes partidos apelarán al voto útil y al voto del miedo para atraer hacia sí a los votantes. Pero mucho tendrán que cambiar en lo que predican y, sobre todo, en lo que practican para que un creciente sector del electorado deje de percibirlos como más de lo mismo.

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