Menú
EDITORIAL

Redistribuyendo la pobreza

El gran problema de España no es el estar en medio de una crisis que afecta en mayor o menor medida a todos los países, sino el padecer un Gobierno que se dirige a toda velocidad en la dirección contraria a la que dicta el sentido común para salir de ella

Decíamos ayer que, "en materia económica, probablemente estamos padeciendo el peor Gobierno de nuestra democracia". No se trata de una opinión, sino de un dato fácilmente constatable a poco que se comparen las estadísticas oficiales de destrucción de la economía, actualmente superiores incluso a la primera mitad de los noventa en pleno felipismo.

Pero el gran problema de España no es el estar en medio de una crisis que afecta en mayor o menor medida a todos los países, sino el padecer un Gobierno que se dirige a toda velocidad en la dirección exactamente contraria a la que dicta el sentido común para salir de ella.

Sin embargo hay una lógica perversa en las decisiones del Ejecutivo de Zapatero, cuyo último jalón, nada casual, es la decisión de crear un subsidio a los parados que pierdan el derecho a recibir las prestaciones por desempleo.

No cabe mayor reconocimiento de la inoperancia económica del Gobierno de Zapatero que la creación de estas subvenciones a modo de PER nacional. En efecto, incapaz de entender cómo se crea la riqueza, el ejecutivo de Zapatero dedica sus esfuerzos a subvencionar a los damnificados de su desastrosa política económica, con la mirada puesta en las encuestas de intención de voto de cara a las próximas citas electorales.

Zapatero insulta a las familias sin recursos por culpa de la crisis, otorgándoles un subsidio estatal que ni siquiera cubre sus necesidades mínimas, todo con tal de que el presidente del Gobierno pueda presentarse ante la sociedad española como un estadista con gran sensibilidad social. Con esta y otras políticas similares, Zapatero pretende garantizarse el respaldo de la población más castigada por la ineptitud de su gobierno para gestionar una situación de crisis económica. Y es que la experiencia del PER andaluz y extremeño no puede ser más favorable para el PSOE, que ha conseguido mantener una bolsa incondicional de votantes a los que se ha envilecido a fuerza de subsidios indefinidos sea cual sea su contribución a la economía. Este es el modelo que ahora intenta trasladar a escala nacional, con tanta precipitación que incluso las cuentas del propio ministerio no cuadran ya desde antes de conceder la primera ayuda.

El socialismo es, por su propia esencia, incapaz de crear riqueza y bienestar para los ciudadanos, como demuestra la Historia en todo tiempo y lugar. Sin embargo, en materia de manipulación de conciencias y voluntades colectivas, es una herramienta que actúa de forma implacable y con una efectividad igual de contrastada. Así pues, o el partido de la oposición consigue trasladar a la sociedad la imagen real de un país subsidiado a base de deuda pública y, por tanto, cada vez más alejado de la senda que conduce a la salida de la crisis, o estamos abocados a ser un país de ciudadanos cuya principal aspiración será la de ocupar un buen puesto en la larga cola del subsidio estatal. Zapatero, como todos los socialistas, sólo redistribuye la pobreza. El mensaje es sencillo y la imagen certera. Sólo falta que su adversario político tenga el coraje de transmitirlo a los votantes. Hasta 2012 hay tiempo más que suficiente.

En Libre Mercado

    0
    comentarios
    Acceda a los 2 comentarios guardados