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EDITORIAL

Sánchez es Zapatero y busca envenenar la convivencia

Afirmar que el Gobierno va a recuperar el estatuto catalán primigenio y las leyes que alfombraron la rebelión separatista es un engaño, una estafa y una traición a los españoles.

Pedro Sánchez mintió en el Parlamento cuando, en el marco del debate de la moción de censura que lo catapultó a la Moncloa, afirmó que su Gobierno tendría un carácter meramente instrumental porque iba a convocar enseguida elecciones anticipadas. Pocos días después anunció sus intenciones de agotar la legislatura, pero no porque entienda que hay una obra legislativa pendiente de culminar por el bien de todos los españoles, sino para despejarse el camino pergeñando leyes sectarias.

Sánchez ha enumerado en una larga entrevista al diario veleta El País las iniciativas que su Gobierno pretende acometer en esta segunda parte de la legislatura. Sin duda, lo más grave es su pretensión de "recuperar algunas leyes aprobadas por el Parlamento de Cataluña y que fueron declaradas inconstitucionales" por el Tribunal Constitucional; entre ellas se encuentran el engendro con el que el cobarde prófugo Carles Puigdemont quiso dar cobertura jurídica a la consulta ilegal del pasado 1 de octubre y disparates desvergonzados como la ley regional catalana sobre el cambio climático, que invadía numerosas competencias estatales.

Hasta Pedro Sánchez debería saber que el Ejecutivo no puede suplir en esos menesteres al TC. Sus conversaciones con el supremacista inverosímil Quim Torra podrán versar sobre lo que semejantes advenedizos consideren oportuno, pero afirmar que el Gobierno va a recuperar el estatuto catalán primigenio y las leyes que alfombraron la rebelión separatista es un engaño, una estafa y una traición a los españoles.

Junto a esta peligrosa ofensiva contra la unidad nacional y la libertad de todos los ciudadanos, Sánchez pretende perpetrar leyes polémicas como la de eutanasia, que servirá para agitar el voto de la izquierda más insensata en un asunto que divide de manera artificial, pero efectiva, a la sociedad.

Se equivocan los que creen que la legislatura está muerta y que lo único que puede surgir de las Cortes de aquí a 2020 son cuestiones de mero trámite. Al contrario. La peor izquierda está dispuesta a hacer saltar por los aires, con gran sectarismo, compromisos fundamentales sobre asuntos muy sensibles. Con el poder político y mediático en sus manos, Sánchez va a aprovechar estos dos años para envenenar la convivencia como hizo en su día su gran referente, el nefasto José Luis Rodríguez Zapatero. España lo pagará muy caro.

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