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Enrique Navarro

No toques las pelotas a la mano que te da de comer

Lo que les acojona es ir a elecciones en Andalucía con los astilleros en llamas, y todo por una decisión perjudicial para nuestros intereses.

En 2005, cuando la crisis en los astilleros de Navantia estaba en su punto más álgido, con un panorama similar al que hemos visto estos días en los alrededores de Puerto Real, el Gobierno socialista decidió vender, contra el criterio de nuestros aliados, ocho corbetas a la democracia más consolidada y menos represora de América, a la Venezuela de Chávez, dañando además nuestras relaciones con Colombia, esa dictadura opresora de terroristas.

Ahora el Gobierno, no el ministerio de Defensa, acaba de denegar la licencia de exportación de 800 bombas de precisión, que al parecer podrían ser utilizadas en el Yemen, donde una coalición apoyada por numerosos países aliados, luchan contra los terroristas, apoyados en este caso por otra gran democracia, y principal agente de estabilidad en el mundo actual, Irán. Claro que esas bombas también sirven para acabar con el Estado Islámico, algo que al parecer no es de nuestro interés.

Un día, cuentan las crónicas, el rey emérito se reunió con su contraparte saudí y le dijo que parecía mentira que, siendo España un tradicional aliado del mundo árabe, gran comprador de petróleo saudí, apenas recibía nada del pastel de las compras públicas del gigante árabe, que se iban a otros países terroristas que promueven guerras y dictaduras por todo el mundo como Francia, Alemania, Reino Unido, Italia y Estados Unidos. Además, le recordó que en este país de camareros y Kellys, también hacemos buques de alta tecnología que hoy utilizan las armadas más prestigiosas del mundo y trenes de alta velocidad espectaculares, aviones de última generación y vehículos blindados, gracias a que el gobierno mantiene sus inversiones en España. Así que después de mucho sufrimiento, las empresas españolas consiguieron firmar el AVE de Medina a la Meca y las cinco corbetas.

Para los que piensan que esto de las corbetas saudíes es un tema menor, que vean las cuentas de los astilleros y observen cuánto pagamos cada español para mantener sus puestos de trabajo. No tienen más que ver los centenares de empresas que, en la bahía de Cádiz, quizás el lugar con mas paro de Europa, suministran servicios y equipos a Navantia. A falta de carga de trabajo inmediata, el cierre de los astilleros sería cuestión de meses, y decenas de miles de puestos de trabajo se perderían en menos de un año.

¿No deberíamos también de dejar de comprar el petróleo a los árabes que sirve para financiar estas acciones? ¿No deberíamos cerrarles los hoteles y casas en la Costa del Sol, para que no vengan a disfrutar después de maltratar a tanta gente inocente? Una vez más toca hacer pedagogía de cómo funcionan las relaciones internacionales y cómo de importantes son para nuestra economía.

En primer lugar, un Estado debe saber quiénes son sus principales aliados, casi diría que sus hermanos en el mundo, esos a los que hay que perdonarles muchas cosas y colaborar con ellos porque contribuyen a nuestra seguridad y bienestar. Si no queremos que nuestras tropas vayan a matar a los del Estado Islámico, esos que nos asesinan en nuestras calles y lo externalizamos en Arabia, ¿encima les vamos a capar no vendiéndoles las armas que necesitan para esta misión esencial para nuestra seguridad?

En Medio Oriente, España tiene tres aliados claves, de esos que llamamos hermanos: Arabia Saudita, Israel y Egipto. Es muy posible que no nos gusten muchas cosas de ellos, pero seguro que a ellos no les gustan muchas cosas de nosotros, pero a pesar de eso nos compran barcos y trenes. No lo olvidemos, estos países son nuestros aliados. Son países importantes para nosotros y por eso debemos mimarles. Como nosotros no somos importantes por decisión propia, pues nadie nos mima, por mucho que nos quieran convencer de lo contrario. Y dejemos de jugar al imperialismo europeo de que todas las culturas imiten nuestro modo de vida porque cada uno es producto de su historia y si la democracia para nosotros no es importante en Venezuela porqué lo va a ser en Arabia, que en lugar de darnos problemas encima crea empleos donde los necesitamos.

En segundo lugar, hay que desterrar la hipocresía en estos temas. ¿Es que los misiles de las corbetas no se usarán en Yemen? Por cierto, los 72 aviones que tiran esas bombas se los vendió otro Gobierno socialista, el de Zapatero.

Pero para los que creen que es un error menor y que no hay nada escondido detrás, se equivocan. Eso tiene mucho que ver con los intereses de sus socios de Gobierno, que animan a Pedro Sánchez a estas cretineces. Quien sale victorioso de esta decisión es Irán, el mayor enemigo de Occidente, y por cierto impulsor y soporte de Podemos, que digo yo que no será gratuito tanto amor.

En la bahía de Cádiz la pobreza infantil es extrema: niños sin libros para ir al colegio, sin comida, un paro estructural y mucha prostitución, no solo producto de la esclavitud y de la explotación, sino sobre todo de la miseria. Pues todo esto se la sopla al Gobierno porque es más importante ser útiles a los enemigos del eje del mal y calmar unas conciencias que desconocen la realidad en la que vivimos. Y para aquéllos que crean que el Gobierno rectifica porque se ha acojonado cuando llegó a Navantia la carta de Arabia, no se equivoquen, lo que les acojona es ir a elecciones en Andalucía con los astilleros en llamas, y todo por una decisión perjudicial para nuestros intereses.

Y no digamos un Gobierno que quiere dejar a miles de puestos de trabajo de nuestra industria de mayor tecnología en la calle por no continuar con el necesario esfuerzo modernizador. Si no continúan los programas que estaban previstos, nuestras Fuerzas Armadas no tendrán los medios que necesitan para defender la democracia y la seguridad; se perderán miles de puestos de trabajo, ingenieros en las materias más sofisticadas que podrán pasar a ser camareros y funcionarios, el modelo económico de Podemos. Hay que quitarse complejos y asumir que gobernar es hacer todo aquello que redunde en el bienestar y seguridad de los españoles, y dejar la Defensa de lado, es dejar España de lado, al pairo de potencias extranjeras que poseen nuestra deuda, el combustible que nos calienta y que sirve para movernos, expuesta a que una implosión migratoria acabe con la convivencia si continúa esta política hipócrita.

Como siempre pasa con el Gobierno de Sánchez, sólo acierta cuando rectifica; pero cuidadito con tocar las pelotas a los que nos dan de comer, porque hemos hecho un país tan dependiente de fuera de nuestras fronteras que no nos podemos permitir el lujo de joder a nuestros amigos y encima que los obreros y los autónomos que viven del sector sean los que paguen los platos rotos. Ninguna corporación va a quebrar por esta cancelación, siempre pueden irse a otro lado, pero los españoles pagaremos la factura de estos desaguisados que no son gratuitos. En definitiva, preservemos la ecuación fundamental de las relaciones internacionales, defendamos a nuestros amigos, condenemos a los enemigos y cuidemos de nuestros intereses particulares, lo demás es dogmatismo romántico de nefastas consecuencias para el bienestar de los pueblos.

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