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Enrique Navarro

Se busca afgano

Si somos conscientes de que hoy el mundo es mucho más inseguro, al menos actuemos con decencia, al menos salvemos a los nuestros.

Si somos conscientes de que hoy el mundo es mucho más inseguro, al menos actuemos con decencia, al menos salvemos a los nuestros.
Afganos en el aeropuerto de Kabul. | EFE

El gobierno, ya con las alpargatas puestas, ha comenzado la operación lavado de cara, que ha de ser suficientemente rápida y efectiva para que Sánchez no demore mucho su comparecencia en el Congreso.

Después de veinte años y de un continuo avance de los talibanes en los últimos meses, digo yo que se podía haber realizado un censo de aquellos que deberían evacuar el país para librarse de las represalias talibanas como consecuencia de su colaboración con las tropas y funcionarios españoles, y de paso haber hecho un screening de todos aquellos que debían ser evacuados; todos era conscientes de que en algunos ataques a tropas aliadas, los trabajadores afganos habían sido informantes o colaboradores. Pero ninguno de estos cientos de pensantes que pagamos había previsto nada de nada y mira que se veía venir.

Abandonar no era un problema para este gobierno si no fuera por el pequeño detalle de que los talibanes representan todo aquello que combate el gobierno y la sociedad española. El dejar a nuestra gente atrás en la batalla es la mayor deshonra en la que puede caer un soldado, y tocaba inventar la operación "face washing" para poder abandonar las islas Afortunadas con dignidad.

Sin información

La primera parte de la evacuación nos muestra que apenas se disponía de información precisa de las necesidades. Con los talibanes ya paseándose por Kabul y miles de afganos subiéndose a los aviones americanos, algunos de los cuales fallecieron, solo había cinco españoles y unos cuarenta afganos en el primer y ansiado avión; de los que resulta que no trabajaban para España sino para la Unión Europea, y que esperan ansiosos los trámites para dejar España. ¡Qué imagen! ¿no? Las pistas de Kabul atestadas para ir a Estados Unidos y poco más de medio pasaje para España.

Ahora toca buscar afganos que quieran venir a España, a ser posible que reúnan todos aquellos requisitos que generarían entusiasmo en el gobierno, feministas huyendo tienen prioridad; ¿Ah! y si pudiéramos traer a las valientes manifestantes sería lo máximo, claro que a estas horas y debido a la desidia occidental puede que ya estén lapidadas. No hemos aprendido todavía con la trágica realidad de que la gran mayoría de inmigrantes ilegales quieren marchar al norte de Europa, aquí ya no viene nadie, salvo a tomar el sol.

Pero volvamos a la realidad, España debería haber desplegado tropas en Herat y Bagdhis donde hay cientos de afganos que colaboraron y trabajaron jugándose la vida por nuestros hombres, y a los que hemos dejado al pairo. Para rescatar a funcionarios de la Unión Europea, que no digo que no lo merezcan, que se ponga Bruselas las pilas, pero no podemos dejar atrás a ninguno de los nuestros y tenemos a muchos abandonados a su suerte en terreno enemigo. Es una indignidad no asumir este riesgo, pero ¿quién quiere riesgos?

Salvar a los nuestros

¡Se ve todo esto tan lejano desde el mundo de Saramago! Pero la realidad es que no nos podemos ir y quedar como Cagancho, hay que hacer algo serio y no de imagen. Si se trataba de acabar con el santuario de Al Qaeda, nos deberíamos haber ido hace diez años, el problema es que el triunfo de los Talibanes dará alas a Al Qaeda que ahí sigue, y al Estado Islámico; solo de ver el arsenal que hemos dejado a merced de estos bandidos, da pavor pensar que no podrán hacer en nuestras calles. Pero si somos conscientes de que hoy el mundo es mucho más inseguro, al menos actuemos con decencia y ya que los occidentales no tenemos atributos para desarmar a estos desgarramantas, al menos salvemos a los nuestros. Imagino cómo deben sentirse aquellos que fueron a jugarse la vida por Afganistán y la libertad y que compartieron meses con sus compañeros afganos que hoy estarán escondidos, en cárceles o en fosas comunes. Los españoles no podemos hacer esto con nuestros hombres que se jugaron y juegan la vida por España.

Hoy, los afganos están en el abismo, no nos engañemos hemos dejado el país en mano de la minoría belicosa y no de la mayoría silenciosa, pero claro que, con los antecedentes de este gobierno en política nacional, tampoco es una sorpresa. Hemos aterrizado cuando los americanos han arriesgado sus vidas llevando a los evacuados al aeropuerto y nos han despejado el camino. Los pocos valientes que allí se han quedado de la mano del cesado embajador muestran lo mejor de esta España y merecen el mayor reconocimiento y consideración, pero bueno, viendo como han tratado a Milló y a los policías hospedados en los hoteles de Cataluña, tampoco me haría muchas ilusiones.

Mientras el Gobierno todavía disfruta de la piña colada, espera conseguir al menos cien afganos que estén deseando quedarse en esta España y salir en la televisión dando gracias; claro que solo faltaba que al final los recién llegados prefieran quedarse con Ayuso; aunque imagino que el Honorable Aragonés hará lo posible por atraer a estos afganos para otorgarles el asilo diplomático catalán y quien sabe, algún día la nacionalidad. Están todos tan necesitados de aire que ya cualquier cosa es posible.

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