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ZIMBABUE

Ciegos ante el terror de Robert Mugabe

Los malos tratos que inflige a Zimbabue su corrupto y brutal presidente son cada vez más graves. A principios de este mes, el Gobierno de Robert Mugabe ordenó a las agencias internacionales de ayuda que interrumpieran sus actividades, de las que depende la vida de centenares de miles de zimbabuos.

Los malos tratos que inflige a Zimbabue su corrupto y brutal presidente son cada vez más graves. A principios de este mes, el Gobierno de Robert Mugabe ordenó a las agencias internacionales de ayuda que interrumpieran sus actividades, de las que depende la vida de centenares de miles de zimbabuos.
Robert Mugabe.
En un país donde la mayoría de la gente carece de trabajo y vive en condiciones extremadamente precarias, la comida y la asistencia humanitaria que brindan organizaciones como CARE y Save the Children es, ahora, más desesperantemente perentoria que nunca. Al impedirlas seguir trabajando, Mugabe y sus secuaces han condenado a muerte, a sabiendas, a miles y miles de personas.
 
Sin vergüenza, Mugabe ha afirmado que las organizaciones humanitarias han tratado de "paralizar" la economía del país y de provocar un "cambio ilegal de régimen". Lo cierto es que ha sido su desgobierno despótico y demencial lo que ha destruido Zimbabue. Y ha sido su empeño en aferrarse al poder (para lo cual no ha dudado en matar de hambre y miedo a los partidarios del cambio) lo que ha sumido a Zimbabue en el hambre, la enfermedad, el salvajismo y la sangre.
 
Desde que, el pasado marzo, Morgan Tsvangirai y su Movimiento para el Cambio Democrático se alzaran con la victoria en la primera vuelta de las presidenciales, Mugabe y su partido (ZANU-PF) han emprendido contra ellos una formidable campaña de intimidación. Miles de opositores han sido golpeados, detenidos, incluso forzados a huir. Muchos han sido asesinados.
 
Los trabajadores de las organizaciones humanitarias afirman que han sido proscritos para que no sean testigos de las cada vez más mortíferas razzias gubernamentales. Según Unicef, más de 10.000 niños han sido expulsados de sus hogares por culpa de la violencia, y las escuelas que han caído en manos de las milicias progubernamentales se han convertido en centros de tortura. De acuerdo con el periodista del Mail on Sunday Peter Osborne, los mugabistas gustan de quemar las extremidades de sus víctimas, y les propinan tales palizas que sus nalgas acaban convertidas en "masas informes en carne viva".
 
Human Rights Watch acaba de publicar un informe donde da cuenta de la represión mugabista. "El ZANU-PF y sus aliados han (…) establecido campos de tortura y organizado infames encuentros reeducativos para obligar a los partidarios del MDC a votar a Mugabe", dice el documento. Centenares de electores han sido golpeados con palos, látigos, cadenas y barras de metal. En una reunión reeducativa  celebrada el 5 de mayo, refiere HRW, miembros del ZANU-PF golpearon hasta la muerte a seis hombres y torturaron a otras 70 personas, entre las que se contaba una anciana de 76 años. En alguno de estos encuentros ha habido oficiales del Ejército en que han amenazado con la muerte a quienes respalden a la oposición.
 
Es muy probable que, con su campaña de terror, Mugabe alcance su objetivo. En medio del hambre, la miseria y las amenazas, ¿cuántos zimbabuos reunirán el coraje suficiente para plantarle cara?
 
¿Por qué no hacemos algo al respecto? ¿Por qué se muestra el mundo libre tan indiferente a las barbaridades perpetradas por Mugabe y sus matones? ¿Dónde están las manifestaciones mundiales ante las embajadas de Zimbabue? ¿Dónde están los boicots internacionales, las resoluciones de Naciones Unidas, las condenas presidenciales y papales? ¿Por qué la Corte Penal Internacional no ha emitido una orden de busca y captura contra Mugabe por su largo historial de crímenes contra la Humanidad?
 
Seamos sinceros: si los zimbabuos estuvieran siendo aterrorizados por un déspota blanco, si fuera un partido blanco el que los asesinara y quemara sus hogares, el mundo entero se alzaría en su defensa. Evidentemente, no se merecen menos por el mero hecho de que su opresor sea negro.
 
 
JEFF JACOBY, columnista del Boston Globe.
 
Pinche aquí para ver el CORRÍA EL AÑO dedicado a ROBERT MUGABE.

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