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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Guantánamo

Leí, en no recuerdo qué periódico francés, que existía una célula antiterrorista internacional, en la que estaban presentes todos los servicios secretos occidentales –y algún oriental–, cuya sede francesa –había otras– estaba en Lille, creo. El periodista que relataba la noticia se extrañaba de que en la Francia de Jacques Chirac y Dominique de Villepin, o sea, en una Francia oficialmente enemiga de los USA y partidaria del tirano Sadam Husein, los servicios secretos colaboraran con la CIA en un organismo internacional.

Leí, en no recuerdo qué periódico francés, que existía una célula antiterrorista internacional, en la que estaban presentes todos los servicios secretos occidentales –y algún oriental–, cuya sede francesa –había otras– estaba en Lille, creo. El periodista que relataba la noticia se extrañaba de que en la Francia de Jacques Chirac y Dominique de Villepin, o sea, en una Francia oficialmente enemiga de los USA y partidaria del tirano Sadam Husein, los servicios secretos colaboraran con la CIA en un organismo internacional.
Sadam Husein.
Si puedo entender la extrañeza del periodista, este dato sólo demuestra la gigantesca hipocresía de los gobiernos.
 
Recordaba este artículo mientras leía las sandeces que sobre los vuelos "ilegales" de la CIA pululan en la prensa española. Como si se tratara de actividades terroristas, cuando se trataba de todo lo contrario, de la lucha contra el terrorismo islámico internacional. Los medios progres, mayoritarios, los gobiernos muniqueses, los traidores profesionales, basándose en la metedura de pata garrafal de los USA y Reino Unido a propósito de las "armas de destrucción masiva" en Irak, consideran que pueden lanzar cualquier tipo de campaña antiyanqui, y que siempre tendrán el mismo éxito. Cometer un error no quiere decir que sólo se cometan errores, pero a la propaganda adversa ese error le sirve para afirmar que los enemigos siempre mienten.
 
Y es así como han logrado montar con Guantánamo la imagen del horror absoluto, un nuevo Auschwitz o algo peor.
 
Es curioso constatar que al principio de esa campaña se insistía en que nada se sabía de lo que ocurría dentro del presidio, pero de pronto se afirmó que lo que ocurría era monstruoso, sin la menor prueba; aun así, afirmaban que se torturaba infinitamente más que en los sótanos de la Lubianka (Moscú).
 
Amnistía Internacional, sucursal que fue del KGB, montó algún vodevil con presos liberados de Guantánamo que se quejaron de haber sido torturados; pero lo que ellos mismos contaban nada tenía que ver con torturas, a lo sumo malos tratos y brutalidad. Que se lo pregunten si no a los veteranos del ejército francés en Argelia, que de eso saben mucho más, aunque menos que los bolcheviques y los nazis. Además, varios de esos títeres de Amnistía fueron luego detenidos de nuevo en Afganistán, las armas en la mano, combatiendo en las filas de los talibanes, lo cual demostró su inocencia angelical.
 
Si el bulo de las "armas de destrucción masiva" en Irak resultó ser mentira, lo cual costó un alto precio político a los aliados, los bulos contrarios, las mentiras contra Bush, Blair, Aznar, constituyen una vergüenza nacional, el colmo de la imbecilidad. Lo que pueda decir, o no, Miguel Ángel Moratinos no ha tenido nunca la menor importancia, porque ese señor nació tonto, y por ello llegó a ser ministro, pero acaba de declarar que, efectivamente, Aznar había dado su acuerdo para que los vuelos de la CIA pudieran hacer escala en España, pero que, como no fue necesario, nunca hubo tal.
 
Pero ¿en qué mundo vivimos? Cuando Aznar era presidente del Gobierno de España (el mejor, desde Antonio Maura…) participábamos, junto a los USA, Reino Unido y otros países democráticos, en la Guerra de Irak; formábamos parte de una alianza occidental, política y militar contra las tiranías y el terrorismo, según palabras de Bush. En esa situación, permitir las escalas de los vuelos de la CIA, que fueran utilizadas o no, es lo de menos. Se podría criticar la política activa en defensa de la democracia occidental, y preferir, en cambio, la alianza de civilizaciones, o sea rendirse sin combatir; pero es absolutamente ridículo hacer aspavientos con ese nimio detalle de las escalas. Por ello, la campaña montada por El País y otros medios progres alcanza cumbres de imbecilidad, y terminará, como otras, en agua de borrajas. Porque ¿quién puede imaginar que países comprometidos en una guerra van a negarse a colaborar en la retaguardia?
 
Evidentemente, el mito de Guantánamo, uno de los montados contra el bulo de las armas de destrucción masiva, nutre la polémica, ya que han metido en la mente de muchos la idea de que ese penal es el infierno, y todo lo que tenga algo que ver con él es luciferino. ¿Quién se atrevería a exigir detalles sobre los vuelos que envían etarras a España? ¡No es lo mismo!, chillarán algunos. Lo siento, pero sí lo es: en ambos casos se trata de asesinos terroristas.
 
Pero lo que más me indigna es que los del PP acepten tranquilamente ese tipo de discusión y, como niños en el patio del colegio, le digan a Zapatero: "¡Tú también!". Pues si es cierto, como parece, que el gobierno actual no ha anulado los acuerdos sobre posibles escalas, hay que felicitarle. Ni más, ni menos. Incluso cuando se muestra tan hipócrita como el francés cuando despotricaba contra Bush y colaboraba con la CIA.
 
El caso del PP es mucho más grave. Sabemos desde hace rato que Mariano Rajoy, en privado, y, con remilgos, en público, siempre se ha manifestado contrario a la política internacional de Aznar, a quien calificaba de "hombre con el cuchillo entre los dientes". Vivimos en España una situación que, según se mire, parece grotesca o trágica: en política internacional, en política autonómica, en cuestiones europeas, de medioambiente, etcétera, Mariano Rajoy está mucho más de acuerdo con Zapatero que con Aznar y la minoría liberal del PP. Es una situación inverosímil, que conducirá a muchos electores a no votar PP. ¿Para qué, puesto que es lo mismo que Zapatero, y tal vez peor?
 
Volviendo y concluyendo con Guantánamo: si para acariciar a la opinión pública norteamericana, también muy tontamente escandalizada por Guantánamo, Obama decide cerrarlo, tendrá que abrir otro presidio, en Texas o en Florida; a menos que, como esperan todos los pacifistas, en vez de detener y juzgarlos,  dé una condecoración a los terroristas islámicos –y si pudiera, pero no puede, hasta el Premio Nobel de la Paz, que han obtenido asesinos terroristas como Arafat–. Pero es probable que no cierre Guantánamo, que es un presido modelo, en el que, de las pocas imágenes que ha mostrado la televisión, he visto presos con mono naranja jugar al fútbol. Lo cual, no cabe la menor duda, es la peor de las torturas.
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