Menú
IBEROAMÉRICA

Malas noticias para el neomarxismo

Vistas en perspectiva, las últimas noticias podrían ser buenas. Por ejemplo y para empezar, la salida de Bush, quien por impericia e inacción ayudó a consolidar el avance del neomarxismo, haciéndole así un flaco favor al capitalismo que decía defender.

Vistas en perspectiva, las últimas noticias podrían ser buenas. Por ejemplo y para empezar, la salida de Bush, quien por impericia e inacción ayudó a consolidar el avance del neomarxismo, haciéndole así un flaco favor al capitalismo que decía defender.
George W. Bush.
Además, su doctrina de no meter las narices en América Latina, más allá de Cuba y Colombia, facilitó los abusos sin que Washington emitiera una sola queja. No otra cosa ocurrió cuando, en 2005, el Gobierno argentino decidió no pagar a sus acreedores privados casi el 70% de la deuda, en lo que fue la mayor cesación de pagos de la historia moderna.
 
Bush dejó de apoyar un tratado de libre comercio continental como el que habían alentado su padre y Clinton. Ya se perfilaba un Bush que, más allá del discurso, no sólo no defendía el mercado natural, sino que lo contradecía. Y así originó esta crisis financiera internacional, al catapultar el gasto estatal y promover tasas de interés tan bajas que resultaron en burbujas y en exceso de préstamos impagables.
 
No suficientemente satisfecho, George W. propuso soluciones estatistas, como la compra de bancos y las inyecciones de dinero público. Ahora bien, el debilitamiento de los Gobiernos, a partir del cada vez más evidente fracaso de las intervenciones, podría ser beneficioso a la hora de dejar claro que el mejor Gobierno es el que no se siente.
 
¿Cómo anda la Iberoamérica que ignoró el mandatario norteamericano? Aunque el peronismo fue originariamente fascista, su heredera, la actual presidente argentina, tiene rasgos claramente neomarxistas. "La tierra no debe ser un bien de renta", escribió mientras estatizaba grandes recursos financieros, "obligada" por la crisis financiera. "Hoy el mundo cruje, preso de un capitalismo que descreyó del hombre, del trabajo y del esfuerzo, de la producción y del Estado", prosiguió; entre tanto, Argentina se hunde en una de las peores crisis de su historia.
 
Lula da Silvia.Hace pocas semanas, el Gobierno chileno sufrió un revés electoral, y la derecha se quedó con las principales alcaldías: liderada por el empresario Sebastián Piñera, podría llegar al poder en 2009, por primera vez desde la recuperación de la democracia (1990).
 
En Brasil, el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula fue derrotado en dos de las principales ciudades, y sólo celebró triunfos de aliados en otras dos. En Sao Paulo, la ciudad más grande de Sudamérica, el alcalde conservador, apoyado por el gobernador del estado, José Serra, fue reelecto con el 61% de los votos; la candidata del PT, Marta Suplicy, se quedó en el 39%.
 
Lula, izquierdista pero menos afecto al populismo desenfrenado que sus vecinos, es, con un 78% de aceptación, el presidente más popular de la historia del Brasil. Pero no puede ser reelecto en las presidenciales de 2010, y no tiene un heredero; así que el probable ganador será el Partido de la Social Democracia Brasileña, encabezado por Serra.
 
Aunque el crecimiento del Perú sigue siendo fuerte, la popularidad de Alan García es de apenas un 22%, mientras sube notoriamente la del alcalde de Lima, Luis Castañeda, un conservador que se perfila como el favorito para las elecciones de 2011. Sumados, los dirigentes de la derecha –Keiko Fujimori, Castañeda, Flores y Toledo– superan 51% de los votos.
 
Chávez, el financista del socialismo del siglo XXI, confronta problemas cada día más serios con la caída del precio del petróleo. La Unesco ya había señalado que Venezuela es el país más violento del mundo, con 34,30 muertes por cada 100.000 habitantes, según datos de los años 2000-2003. Ahora, según la revista Foreign Policy, Caracas es la ciudad más violenta del planeta. Es ésta una ola de violencia que coincide con el auge del narcotráfico y de la corrupción gubernamental.
 
 
© AIPE
 
ALEJANDRO A. TAGLIAVINI, analista político argentino.
0
comentarios