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BRASIL

Se cree mejor de lo que es

Desde que la progresía tomó el poder en América Latina, Venezuela se insinuó como el país más peligroso de la región. Hugo Chávez será el comunista más loco y abiertamente ambicioso de la zona, pero muchísimo peor es Lula da Silva.

Desde que la progresía tomó el poder en América Latina, Venezuela se insinuó como el país más peligroso de la región. Hugo Chávez será el comunista más loco y abiertamente ambicioso de la zona, pero muchísimo peor es Lula da Silva.
Lula da Silva.
Después de haber firmado convenios millonarios con Ahmadineyad y eliminado el requisito del visado a los iraníes, y de tratar de convencernos de que los afanes nucleares de Teherán sólo tienen objetivos pacíficos, Lula se ha ofrecido como "imparcial" mediador entre los ayatolás y el mundo libre. El mandatario brasileño está descalificado para hacer de intermediario en cualquier cuestión del Medio Oriente. En realidad, está descalificado para cualquier cosa en cualquier parte.

Brasil puede tener mucha plata, mucha población, mucho territorio, mucha fuerza militar; pero sólo si el término de comparación es Latinoamérica. Brasil no deja de ser un país del Tercer Mundo. Sus pretensiones de convertirse en juez internacional va a toparse con potenciales adversarios que pueden reducirlo a añicos.

Su entendimiento con Rusia, India y China y la alta popularidad de su presidente le están haciendo perder el contacto con la realidad. Antes soñaba ser o maior pais do mundo; ahora está convencido de que lo es. En su agenda está la pertenencia activa organismos internacionales como las Naciones Unidas –a cuyo Consejo de Seguridad quiere pertenecer–, Unasur, Mercosur o cualquier vómito integracionista que aumente su poder.

En el plano doméstico, la situación no es menos preocupante. Transgrediendo normas, el gobierno brasilero aceleró la candidatura de Dilma Rousseff, para que sea la ganadora de las próximas elecciones presidenciales, aunque todas las encuestas dan la victoria a José Serra. Tal vez Lula tiene alguna estrategia secreta, aprendida de sus amigos Chávez, Morales y Castro, para perpetuar a su partido en el poder.

Si Rousseff gana, tratará de imponer un socialismo clásico con un fuerte componente antiamericano. Latinoamérica se verá invadida por más terroristas de Hizbalá, aumentará el narcotráfico, el contrabando de armas, la violencia, y aparecerán ulemas que tratarán de convertir a los brasileros al islam. Si pierde, Serra tendrá que rehacer, o deshacer, los sinuosos convenios del actual gobierno para demostrar seriedad y decencia.

Los generosos subsidios populistas que hicieron querido a Lula son un obstáculo para el real progreso brasilero, y dificultan su transición evolutiva del país del Tercer al Primer Mundo. Si es que alguna vez se produce...

Su inacción en materia económica sirvió a Lula para mantener la estabilidad y el crecimiento en una época de bonanza; pero no es el dinero, o no sólo, lo que hace grande a una nación. El PIB coloca a Brasil apenas en el puesto 113, mientras que el PIB per cápita lo ubica en el 103. En cambio, se encuentra en el Top 20 de criminalidad. El 26 por ciento de la población vive por debajo del nivel de pobreza.

Que Brasil esté en un momento de pujanza no quiere decir que sea una potencia: le falta mucho para llegar a serlo, y tendrá que vérselas con muchos competidores mejor preparados. Le quedan décadas por delante para llegarle a los talones a los Estados Unidos, o a los países europeos.

Si Lula, Amorim y sus secuaces creen que pueden destruir el equilibrio mundial apoyando al régimen más intolerante y amenazador del planeta, se pueden llevar feas sorpresas y dejar abollado su país, que sin duda tiene grandes posibilidades de éxito.


© Diario de América

JOSÉ BRECHNER, ex parlamentario boliviano.
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