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Francisco Pérez Abellán

Segunda Ana Julia

Se ha convertido en todo un comportamiento criminal: una segunda mujer en muy poco tiempo a la que le estorba el hijo del anterior matrimonio de su hombre y decide eliminarlo.

Se ha convertido en todo un comportamiento criminal: una segunda mujer en muy poco tiempo a la que le estorba el hijo del anterior matrimonio de su hombre y decide eliminarlo. Lo hace con premeditación y alevosía e incluso con un plan de despiste para evitar que se descubra. Los dos casos fueron presididos por la crueldad extrema.

Esa es la experiencia que la Guardia Civil atribuye a Ana Julia, la presunta asesina del niño Gabriel, Pescaíto, en Almería; y, ahora, la que la Policía Nacional cuelga a Alejandra, en Elda (Alicante), presunta asesina de Dominique, un niño autista de ocho años, hijo de acogida de su actual pareja.

Recuerdo que, en el asesinato de dos niños en Murcia, Paquita la Muerte, en su operación de despiste, rompió con una plancha el vidrio del balcón para simular que había sufrido un allanamiento de morada y que el intruso desconocido mató a los niños que ella había estrangulado. Este puede ser el grotesco fallo del criminal que se delata.

Ana Julia, tras haber adquirido por su voluntad un extraño relieve en la muerte de Gabriel y protagonizar las imágenes más tiernas de consuelo a su pareja por la desaparición de su hijo, intentó darle el corte definitivo a los guardias trasladando el cadáver del niño en su automóvil, mientras lo insultaba por causarle tantos problemas, cosa que quedó grabada, dado que el coche estaba intervenido telefónicamente. Una vez capturada con el niño muerto, Ana Julia siguió negando. Poco antes había intentado inculpar a su anterior pareja en la desaparición del pequeño. Es decir, que tuvo hueco para la venganza.

Exactamente lo mismo ha hecho presuntamente Alejandra, Ana Julia Segunda, la madrasta de Dominique, que apareció muerto, al parecer por estrangulación, en agosto pasado, cuando estaba a solas con ella. Alejandra también se inventó, según parece, el asalto a su casa por unos individuos que supuestamente abusaron de ella y mataron al niño. Igualmente se puso una bolsa en la cabeza, se produjo varias heridas con unas tijeras y se ató las manos con un cordón. Antes había recibido dibujos amenazantes, que se sospechan pueden ser obra de ella misma, como una carta falsa con pistas para confundir. Alejandra, pese a estar maniatada y padecer una discapacidad auditiva completa, se las arregló para alertar a sus padres, que la liberaron con una llamada de móvil.

Ahora dice que no hubo asalto, sino que el pequeño murió al atragantarse con un trozo de jamón, aunque los forenses se inclinan por la muerte por estrangulación. Ha sido detenida e ingresada en la cárcel. De confirmarse su autoría, yo incluso creo que la acusación podría pedir prisión permanente revisable, porque se dan todos los supuestos, como en el caso de Gabriel, el Pescaíto. En cualquier caso, son dos asuntos nacidos de uno que ha hecho escuela. Espero que el nuevo Ministerio del Interior sea capaz de proteger a los ciudadanos más vulnerables que mueren víctimas de un minucioso plan.

Ana Julia logró actuar con manos libres aunque era desde el principio la principal sospechosa. Como Alejandra. Esta última, que estaba embarazada de su nueva pareja, lo que tal vez, en lugar de estimular su maternidad, la impulsase al acto criminal, ha estado nueve meses perseguida, pero su actuación ha sido tan sólida que solo las pruebas científicas la han derribado.

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