Yo quiero ser también independiente:
vivir en realidades paralelas,
tapar con la estrellada corruptelas
y echar toda la culpa a los de enfrente.
Yo quiero ser también un delincuente
que, sin custodios, guardas ni cautelas,
se fuga con sus compis a Bruselas,
y deja aquí un marrón más que imponente.
Yo quiero ser, amigos, un idiota,
que lleva a su región la bancarrota
y siembra la discordia más abyecta.
Y en fin, yo quiero ser un perturbado,
maniático, psicópata y tronado,
que actúa como el líder de una secta.