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Fundación Heritage

Corrupción en América

Los tres países más corruptos de las Américas son, por este orden, Haití, Bolivia y Ecuador.

El recientemente publicado Barómetro de las Américas, elaborado por el Proyecto de Opinión Pública Latinoamericana (Lapop) de la Universidad Vanderbilt, incluye importantes indicadores de cómo la corrupción representa una carga para los ciudadanos de todos los países del hemisferio occidental, incluidos Estados Unidos y Canadá.

Una de cada cinco personas consultadas por el Lapop indica que el año pasado tuvo que pagar al menos un soborno a un cargo público. Piense en ello. Eso significa que más de 200 millones de nuestros vecinos (el 20% de los encuestados) han sido víctimas de la corrupción, se han visto obligados a sobornar a burócratas sólo para que éstos hagan un trabajo para el que ya se les paga un salario.

Pero lo realmente significativo son las diferencias entre países. El país más corrupto del hemisferio es Haití, donde 2 de cada 3 personas encuestadas (el 67%) informaron de que tuvieron que pagar al menos un soborno. En segundo y tercer lugar encontramos a Bolivia y Ecuador, con el 45 y el 41%, respectivamente.

Compare estas puntuaciones con la de Canadá, el país menos corrupto de las Américas, donde sólo el 3,4% de los encuestados dijo ser víctima de este tipo de actos. Tras Canadá encontramos a Estados Unidos y Chile.

La corrupción también afecta a los países evaluados en el Índice de Libertad Económica que elabora cada año la Fundación Heritage, junto con el Wall Street Journal; el asunto es especialmente grave en México, Perú y Honduras. Algo mejor están en Jamaica, Uruguay y Panamá.

Como se observa en el referido índice, "la corrupción erosiona la libertad económica al introducir inseguridad e incertidumbre en las relaciones económicas". Pero también repercute negativamente en el nivel de desarrollo humano.

La puntuación media en el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para los tres países menos corruptos de Latinoamérica es un relativamente alto 0.772 (en una escala de 0 a 1, donde el 1 alude al grado máximo de desarrollo). Por otro lado, los tres países más corruptos tienen el nivel de desarrollo humano más bajo del hemisferio.

Las razones para estos resultados son sencillas: la corrupción se traduce en más ineficiencia gubernamental, más burocracia y papeleo, más procedimientos para abrir una empresa y, finalmente, menos creación de empleos sostenibles. Esto conduce a un nivel de ingresos más bajo, que a su vez se traduce en malos resultados en sanidad y educación.

Todos los países de las Américas tienen que permanecer alertas ante la corrupción. En cuanto a los peor calificados, necesitan aplicar medidas inmediatas y transparentes para crear sistemas judiciales independientes y competentes, con el fin de reforzar el Estado de Derecho. Sin esas reformas, quienes seguirán sufriendo en mayor medida la corrupción serán los mismos a los que algunos de los países más corruptos dicen defender con especial celo: los pobres.

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