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Fundación Heritage

Snowden, Correa y Ecuador

Conceder refugio a Snowden mejoraría aún más las credenciales antiamericanas de Correa.

La historia del excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) convertido en chivato, Edward Snowden, continúa concitando la atención mundial. Si los informes de prensa resultan ser correctos, el destino final de Snowden puede ser Ecuador, país al que ha solicitado asilo.

Ecuador es una nación sudamericana de 15,5 millones de habitantes con una economía dolarizada. El presidente izquierdista Rafael Correa, elegido por primera vez en 2007, ha establecido un nivel de control político que es la envidia de todo político. Curiosamente, uno de los rasgos de gobierno más constantes de Correa ha sido una abierta enemistad hacia la prensa libre. De hecho, una ley aprobada a principios de este mes por el Congreso concedió amplísimos poderes al Gobierno para silenciar a los críticos.

La Administración Obama intentó congraciarse con Correa por medio de la secretaria de Estado Hillary Clinton, pero su empeño obtuvo magra recompensa. El año pasado Ecuador ofreció asilo al fundador de Wikileaks, Julian Assange, en su embajada de Londres. Un año más tarde, Assange sigue en el mismo sitio. No es de extrañar, por tanto, que Assange y su maquinaria de WikiLeaks estén orquestando la idea de dar asilo a Snowden en Ecuador.

Tras la muerte, en marzo, del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, parte de la región ha puesto su mirada en Correa como el nuevo líder emergente del grupo izquierdista y antiamericano conocido como Alianza Bolivariana. Aunque carece del toque carismático y los recursos petroleros de Chávez, Correa no teme desafiar a Estados Unidos en la escena diplomática mundial, abriendo las puertas de su país a la China e Irán.

Conceder refugio a Snowden mejoraría aún más las credenciales antiamericanas de Correa como líder declarado de una "campaña del pueblo" contra un Estados Unidos dominante y hegemónico, tema recurrente tanto de Correa como de sus aliados antiamericanos. Eso también haría de este líder de bajo calibre (corroído por tendencias autoritarias) el niño bonito de los fanáticos antisistema de todo el mundo.

El caso Snowden recuerda al papel que el Gobierno de Fidel Castro desempeñó acogiendo durante décadas a Philip Agee, el espía y soplón fugitivo de la CIA. Concederle asilo a Snowden daría a Correa el tipo de perfil de bajo coste pero de gran repercusión que tanto ansía, equiparando de forma falsa su constante antiamericanismo con la defensa de la libertad; además, causaría a la malhadada Administración Obama y a la maquinaria de seguridad nacional de Estados Unidos aún más bochorno y úlceras.

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