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El coste del esfuerzo antiterrorista

Dice Fabius que las "grandes operaciones militares" en Mali han concluido. Pero no. Eso es mero voluntarismo.

El presidente francés, François Hollande, reconocía esta semana durante una visita oficial a Grecia la segunda baja en combate de sus Fuerzas Armadas en el frente antiterrorista del norte de Mali. Al piloto de helicóptero de combate fallecido el primer día de la intervención, el 11 de enero, hemos de añadir a un legionario muerto en la abrupta región del Adrar de los Ifoghas. Esta última aparece como el Tora Bora de Mali, una región abrupta en la que los yihadistas han encontrado un excelente escondite para ocultarse y, con el tiempo, lanzar sus ataques contra las fuerzas malienses y sus aliados extranjeros.

El anuncio de Hollande coincidía en el tiempo con la rueda de prensa ofrecida en Bamako por el primer ministro maliense, Diango Cissoko, y por el titular francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius. Este último anunciaba que "las grandes operaciones militares" podían darse ya por terminadas, pero todo indica que tal afirmación no deja de ser un gran ejercicio de voluntarismo. Si tenemos en cuenta que tan sólo entre el 14 y el 18 de febrero las fuerzas francesas –las únicas que hoy por hoy tienen poder aéreo– habían realizado 85 salidas con diversos aparatos, comprobamos que el campo de batalla sigue siendo complejo y que la presencia militar aún se extenderá en el tiempo.

Ello es así a pesar de que diversos países africanos han desplegado ya sus contingentes militares sobre el terreno: los 5.250 inventariados el día 19 se aproximan a los 6.000 previstos en lo que a las fuerzas de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) respecta. A ellos hay que añadir, además, los casi 2.000 efectivos chadianos, muchos de los cuales están participando en misiones de combate, por ser los militares mejor preparados para el combate en el desierto. 

Al despliegue africano hemos de añadir, como esfuerzo adicional al propiamente francés que ha permitido frenar a los yihadistas antes de que se hicieran con el control de todo el país, la aprobación formal por el Consejo de Ministros de la Unión Europea, el pasado día 18, del despliegue de 450 efectivos de varios Estados de la Unión, que coadyuvarán al entrenamiento de los militares malienses durante un período inicial de 15 meses. Veinte Estados miembros –entre ellos España– aportarán efectivos a la Misión EUTM-Malí, y también lo hará un Estado no comunitario: Noruega. 

Pero, más allá del esfuerzo africano y del de algunos Estados de la UE, y a pesar de las declaraciones de Fabius, lo más probable es que Francia tenga que seguir liderando el esfuerzo más duro, el ejercido en el campo de batalla. También es el Estado que paga el precio más alto en términos de efectos colaterales: siete turistas franceses eran secuestrados por los yihadistas del grupo nigeriano Ansaru el pasado día 19 en Camerún, en una región cercana a la frontera con Nigeria.

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