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Evo Morales le disputa a Maduro el pajarito

Este conflicto diplomático muestra no sólo la pelea por la corona de Chávez, sino la escasa relevancia de España.

Este conflicto diplomático muestra no sólo la pelea por la corona de Chávez, sino la escasa relevancia de España.

Como ocurrió tras la muerte de Alejandro Magno, que sus generales se repartieron el imperio que había conquistado, al difunto Hugo Chávez sus discípulos se le han rebelado: muchos quieren ser el nuevo Chávez y pocos aceptan la primacía de su heredero, Nicolás Maduro.

Éste se encuentra en dificultades en su propio país. Aunque los Gobiernos de Estados Unidos y Brasil han abandonado a la oposición, prefiriendo la aparente estabilidad que Maduro puede asegurar, Henrique Capriles no ceja en su campaña de protestas y deslegitimación (en diciembre se celebrarán elecciones municipales). Pero además otros miembros del socialismo del siglo XXI discuten a Maduro la capitanía de la banda. El principal es Evo Morales, pese a que su régimen se beneficia de los técnicos y policías que envía Caracas; incluso los pilotos de su avión presidencial son venezolanos.

Morales, que comparte con Maduro su escasísima formación intelectual y que, además, ya ha despejado de obstáculos constitucionales su intento de reelección en 2014, se ha lanzado a una carrera para acaparar la atención de las masas oprimidas con declaraciones desafiantes contra todos los enemigos de la nueva América Latina.

El mes pasado, ante el anuncio del Gobierno colombiano de que había suscrito un acuerdo de cooperación con la OTAN, Morales clamó que Bogotá violaba los tratados de paz suscritos con Unasur y constituía "una amenaza a Latinoamérica y el Caribe". Poco le importó a Morales atacar la soberanía –ese tótem de los chavistas– colombiana y el hecho de que la OTAN ya esté presente en Sudamérica por medio del territorio francés de la Guayana. Morales propuso una reunión de Unasur para analizar la petición de Colombia, pero los presidentes de las repúblicas que forman parte de Unasur no mostraron interés en dejar sus capitales para reñir a Juan Manuel Santos.

La torpeza de las autoridades de varios países europeos de retirar el permiso al avión del presidente del Estado Plurinacional de Bolivia para sobrevolar sus territorios en su viaje de regreso desde Moscú ha supuesto que Evo Morales pueda dárselas de virgen ultrajada. Ha acusado a Europa de ser una sierva de Estados Unidos y de ofender a toda Sudamérica. En esta ocasión, la convocatoria de Unasur para limpiar el honor de don Evo parece que va a realizarse. Maduro, que pretende comunicarse con el espíritu de Chávez, se ha puesto a competir con Morales y ha arremetido contra España, que no retiró el permiso de vuelo y a la que no se cita en el comunicado de convocatoria.

Este conflicto diplomático muestra no sólo la pelea por la corona de Chávez, sino la escasa relevancia de España. Si Maduro culpa de la ofensa a Washington, ¿por qué arremete contra España, que no puso pegas a Morales? Porque sin las compras de petróleo venezolano por Estados Unidos (aunque se están reduciendo debido al fracking) se acababa la revolución. Mientras que insultar a España es rentable.

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