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Las perspectivas de la señora Merkel

Si las cosas no cambian en los próximos meses, Merkel vencerá por tercera vez. Pero seguirá sin mayoría absoluta, y los liberales están hundidos.

Si las cosas no cambian en los próximos meses, Merkel vencerá por tercera vez. Pero seguirá sin mayoría absoluta, y los liberales están hundidos.

En este país de nadie-dimite, la historia de la ministra alemana causa cierto divertido asombro. La acusan de haber plagiado alguna parte de su tesis doctoral, que presentó en 1980 y que por tanto elaboró hace más de 33 años. No se trata de un plagio literal, muy fácil de demostrar, sino de ideas cuya fuente no cita, algo cuya prueba es más difícil. Ella lo niega, pleitea, pero se quita de en medio para no perjudicar al partido, que tiene elecciones en septiembre.

Era ministra de educación en un país en el que los títulos académicos están rodeados de un especial prestigio, y había sido hace menos de dos años muy dura con otro colega de gobierno, el ministro de Defensa, Gutenberg, que ese sí fue pillado in fraganti en el mismo delito del que ahora se le acusa a ella.

Para Merkel es un golpe, porque Annette Schavan era su confidente política. En todo caso, el affaire limpiamente resuelto no ha modificado las encuestas. El Gobierno suscita comentarios muy críticos sobre la gestión de la crisis entre el 70% de la opinión pública, pero ella goza de índices de aceptación de exactamente el mismo orden. Es la personalidad política más apreciada, seguida de cerca por su ministro de Economía, Wolfgang Schäuble. La intención de voto para la CDU es del 39%, nueve puntos por encima del SPD. Un 53% la prefiere a ella como canciller, y un 38 a su rival socialdemócrata, Steinbrück.

Si las cosas no cambian en los próximos meses, Merkel vencerá por tercera vez, con una proporción de votos mayor que en 2009, a pesar de la reciente derrota en Baja Sajonia. El problema es que seguirá sin mayoría absoluta, y su socio actual, el partido liberal, que en 2009 obtuvieron un voto record del 15%, se ha hundido y no es probable que alcance la cota del 5%, sin la que no se consigue entrar en el Bundestag.

Merkel podría volver a la gran coalición de 2005-09 o intentarlo con los verdes, pareja natural del partido socialista. Con ambos ha sido muy considerada en el reciente congreso cristianodemócrata, en el que fue aclamada casi por unanimidad, tras trece años de liderazgo. En esas fiestas partidarias se suele zarandear a la oposición. Su suavidad indica que no quiere dar ningún portazo. Por su parte, los socialistas han mantenido una curiosa actitud parlamentaria, criticando sistemáticamente todo lo que hacía respecto al euro, a Europa y a los díscolos vecinos del Sur, pero a la hora de la verdad apoyándola con el voto en todas sus iniciativas. Tan curioso como esa mayoría de la opinión que critica a su Gobierno precisamente en los temas europeas pero la aprueba a ella. El rechazo que suscita en los países que somete a la ascesis de la austeridad demuestra a sus conciudadanos que no utiliza a la ligera los euros alemanes.

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