Menú
GEES

Obama y el giro hacia Asia

El auge de China hace cada vez más urgente la reorientación estratégica norteamericana.

La denominación formal es "reequilibrio hacia la región Asia-Pacífico" y fue consagrada en las Orientaciones Estratégicas que la Casa Blanca hizo públicas el pasado 3 de enero con el título "Sosteniendo el liderazgo global americano: prioridades para la Defensa en el siglo XXI". El documento le dedica dos párrafos al tema, en los que afirma:

El mantenimiento de la paz, la estabilidad, el flujo libre del comercio y la influencia americana en esta dinámica región depende en parte de un subyacente equilibrio de presencia y capacidad militar (...) El auge de China (...) tendrá la posibilidad de afectar a nuestra economía y seguridad (...) Nuestros dos países se juegan mucho en la paz y la estabilidad (...) tienen interés en construir una relación bilateral cooperativa.

Este es el gran designio de lo que más familiarmente se ha dado en llamar el "giro hacia Asia" (the pivot to Asia), del que no se para de hablar en Washington. Hacerlo realidad requiere un gran número de concreciones, en las que ya están empeñados la diplomacia política y comercial y los planificadores militares. De atrás vienen las voces que en la comunidad estratégica americana reclamaban esta reorientación. El ascenso de China y la creciente importancia económica de la región, que concentra el mayor potencial económico y militar del mundo, la hacían cada vez más urgente. Esa necesidad ha encontrado oídos bien dispuestos en el presidente Obama, hawaiano de nacimiento y familia materna, que vivió cuatro años de su preadolescencia en Indonesia, cuyo primer contacto con la América continental fue el Occidental College de California y que, por último pero no menos importante, carece de todo contacto con Europa.

En el contexto de ese giro hay que situar el primer viaje tras las elecciones que en este momento realiza Obama por la península de Indochina, para asistir en Camboya a la cumbre de naciones del Sureste Asiático, que aprovecha para visitar Birmania y Tailandia. Bangkok es un aliado fiable, pero los otros dos países suscitan recelos en los militantes de los derechos humanos. Los imperativos estratégicos se han impuesto. Hay que consolidar la ubicación de esos países en el campo americano, especialmente Birmania, que acaba de soltar las amarras con las que ha permanecido vinculada a China a los largo de más de dos décadas de áspera dictadura y aislamiento internacional. El viaje se vende como un apoyo a las todavía raquíticas reformas. No hay incompatibilidad entre ambos objetivos, pero está claro dónde se halla la preferencia.

Por su parte, Panetta y H. Clinton han estado en Australia con sus colegas de Defensa y Exteriores, consolidando, igualmente, la importante pieza australiana en el naciente dispositivo. La disyuntiva con la que se encuentra el país manifiesta con claridad las dos caras del propósito americano. Estados Unidos es el principal e indispensable aliado, pero China es su más importante socio económico. Washington no pide que opte por uno u otro. Al contrario, aspira a que economía y seguridad sean complementarias y se refuercen mutuamente, para los dos grandes y para todos los demás. Mientras tanto, teje un cerco que pretende que sea una invitación apremiante a la amistad.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios