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LIBERALISMO

Por qué fracasó el socialismo

Es importante conocer las razones por las que fracasó el socialismo, ya que son las mismas que hoy impiden a los países pobres desarrollarse. Se han dado muchas y variadas, pero a quienes no conozcan las que expuso Ludwig von Mises, con gran anticipación y detalle, y que acabaron siendo confirmadas por la historia, les recomiendo su extraordinaria obra El socialismo (Unión Editorial). Las explicaciones que se suelen dar ponen en evidencia el desconocimiento general de lo que en realidad sucedió.

Es importante conocer las razones por las que fracasó el socialismo, ya que son las mismas que hoy impiden a los países pobres desarrollarse. Se han dado muchas y variadas, pero a quienes no conozcan las que expuso Ludwig von Mises, con gran anticipación y detalle, y que acabaron siendo confirmadas por la historia, les recomiendo su extraordinaria obra El socialismo (Unión Editorial). Las explicaciones que se suelen dar ponen en evidencia el desconocimiento general de lo que en realidad sucedió.
Ludwig von Mises.
Son muchas las prácticas socialistas que se han generalizado y que gozan de gran predicamento porque el propio nombre de "socialismo" sugiere una preocupación por lo "social" más que por el individuo. "Socialismo" sugiere bondad y compasión; todo lo contrario, pues, de "egoísmo". Suena tan bien "socialismo", que forma parte (él o sus derivados) del nombre de muchos partidos políticos, no obstante su espectacular fracaso social y económico, por no hablar de los métodos violentos y crueles que han caracterizado su imposición.
 
El sistema rival, el capitalismo, ha demostrado ser mucho más ético, y verdaderamente eficiente a la hora de reducir la pobreza sin recurrir para ello a la violencia.
 
Para apreciar las diferencias, recordemos que estamos hablando de sistemas económicos, de dos sistemas diferentes de producir y distribuir riqueza y bienes de consumo. Asimismo, debemos suponer, al menos en teoría, la buena voluntad de sus promotores, a pesar de lo sucedido bajo el socialismo.
 
Bajo el capitalismo, los medios de producción y los bienes producidos son privados y se intercambian libremente, lo cual desemboca en un sistema de precios relativos, que reflejan las escasez de los recursos y las prioridades de los consumidores.
 
Por el contrario, bajo el socialismo, dado que los medios de producción son del Estado, que además se ocupa de la distribución, no surge un sistema de precios relativos, lo cual no tendría la menor importancia si sus promotores hubieran inventado un sustituto que permitiera asignar adecuadamente los recursos. No lo han hecho.
 
En el capitalismo, los precios sirven para determinar cuánto producir, y qué calidad ha de tener lo producido; asimismo, permiten comparar entre diferentes opciones. La teoría de los precios explica cómo se llegan a establecer éstos mediante el acuerdo entre vendedores y compradores; cada cual toma en cuenta sus respectivos costos de oportunidad.
 
En cambio, jamás se ha elaborado un sistema de precios basado en la propiedad estatal. Para sobrevivir y hacer sus planes, los países socialistas toman los precios –a menudo distorsionados– del mundo capitalista; pero como éstos no guardan relación con la situación de aquéllos, el resultado es la ineficiencia en la producción de bienes y servicios y la generación de pobreza. Los países socialistas sobreviven como parásitos del sistema que condenan, sin el cual quedarían sumidos en la perplejidad y sin indicadores para planificar la producción, la distribución y el consumo propios.
 
Se trata de un asunto bien importante, porque, so capa de velar por el interés general, la intromisión estatal en las actividades y transacciones privadas socava cada vez más la protección de los derechos individuales, que son la base de toda organización económica exitosa. En consecuencia, en el mundo va ganando terreno la sustitución del Derecho –como conjunto de normas de conducta– por voluminosas reglamentaciones que anulan la cooperación libre y pacífica, con lo que los costes y los precios se ven sometidos a distorsión.
 
El resultado no puede ser otro que posponer la erradicación de la miseria en los países pobres. También los ricos se verán afectados, si las consecuencias de las empobrecedoras intromisiones estatales no se siguen viendo compensadas por novedosos y oportunos, aunque siempre impredecibles, avances tecnológicos.
 
 
© AIPE
 
MANUEL F. AYAU CORDÓN, rector emérito de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala).
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