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CRóNICAS REALES

Una nueva Reina Sofía

Ha aparecido una nueva Reina doña Sofía. Coincido con los que han empezado a destacarlo. A los 62 años, con la Institución Monárquica asentada, sus hijas casadas y ya con cuatro nietos, está dejando de ser la "sombra" del Rey y empieza a surgir una persona distinta.

En esa estrenada situación, ella se propone dedicar los principales esfuerzos a trabajar por los desfavorecidos del mundo. Busca, así, un rol propio y original, el papel de la solidaridad. "Hemos de convencernos de que la pobreza es la negación de todos los derechos humanos", ha dicho. Y, consecuente con tal afirmación, doña Sofía se ha puesto un poco más en movimiento, aprovechando esa soltura que acaba de lograr, resultado de la nueva coyuntura personal y familiar.

Fue en 1997 cuando afrontó más claramente esta movilización. Entonces inició la serie de desplazamientos por todo el mundo, que ahora intensifica. Y en mayo de ese año puso en marcha la Fundación Reina Sofía, con un pequeño capital aportado por ella misma, al que se han ido sumando otras donaciones, también de don Juan Carlos. Acaban de rendirle un homenaje por lo realizado en la institución.

Con presupuesto de cien millones de pesetas, su labor como presidenta de la Fundación es sobre todo de empujar y animar, sensibilizar y convencer, y, como consecuencia, aflojar bolsillos. Gestiones que en ocasiones realiza personalmente. ¿Y quién no se pone al teléfono o contesta con una negativa a una petición formulada desde la Zarzuela?

Doña Sofía sabe que una Reina tiene la fuerza de la imagen, de su buena imagen, entre los principales argumentos para convencer; a veces, para vencer. Y lo utiliza sin complejos, porque la causa lo merece. Por eso quiso personarse inmediatamente en El Salvador —a pesar de que le desaconsejaron el desplazamiento— para focalizar la mirada de toda España, y del resto del mundo, sobre un país doblemente castigado por los terremotos. Y allá le recibieron con el grito "Bienvenida, Reina solidaria".

Su debilidad son los niños, y muy especialmente los que sufren. Educada para saber escuchar, su mirada, sus solos ojos, han sido muchas veces el mejor bálsamo para cientos de pequeños, que guardarán para siempre en su memoria un instante en que ellos se sintieron también reyes porque se lo decía una Reina. Hoy una nueva Reina.
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