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FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Cine pseudo-religioso

Es realmente llamativo que varias películas de diversas secciones del Festival se basen en ciertos argumentos del catolicismo, tratados de forma “heterodoxa”, para contar historias que mucho o poco tengan que ver con propuestas religiosas. Quizá el caso más interesante sea el de Mary, de Abel Ferrara, que vino de Venecia e inauguró Zabaltegui.

Es realmente llamativo que varias películas de diversas secciones del Festival se basen en ciertos argumentos del catolicismo, tratados de forma “heterodoxa”, para contar historias que mucho o poco tengan que ver con propuestas religiosas. Quizá el caso más interesante sea el de Mary, de Abel Ferrara, que vino de Venecia e inauguró Zabaltegui.
Fotograma de la película Mary de Abel Ferrara

En un mundo convulso tras los atentados del 11-S, tres personajes cruzan sus caminos a través de la figura de Cristo. Tony, cineasta egocéntrico, dirige en Israel una película en la que encarna a Jesús. Marie, que interpreta a María Magdalena en el film, inicia un proceso de búsqueda interior influida por el personaje. Y Ted, periodista con dudas religiosas, realiza un programa televisivo sobre Jesucristo en el que Tony y Marie participan. La película ha sido denostada por algunos diarios nacionales de derechas, pero pienso que no carece de inteligentes sugerencias. El film aborda la cuestión del pecado, la religiosidad y el arrepentimiento, sin que falten unas modernas dosis de misticismo. “Tenía una necesidad de comunicar esta idea sobre el significado de Dios, sobre la creencia en un poder superior. No sé si creer en Dios resuelve los problemas”, declaró Ferrara en la rueda de prensa. “Algunos encuentran soluciones en la fe. El personaje de Forest Whitaker, por ejemplo, llega un punto en que se vuelve muy egoísta, hasta que se da cuenta de que él es un jugador menor en la vida y busca la redención”. Juliette Binoche encarna a la actriz que hace de María Magdalena, y queda tocada por su personaje, deambulando por Jerusalén en busca de respuestas. Matthew Modine hace del director del film que se encuentra con la oposición violenta de un grupo de fanáticos que le impiden estrenar el film. También hay algunas alusiones al conflicto palestino-israelí.

Otro título es Alma Mater del uruguayo Álvaro Buela y que se pasa en la sección de Horizontes Latinos. Es la historia de la devota Pamela, de 34 años, que trabaja en un supermercado y asiste periódicamente a la iglesia. Visita periódicamente a su madre autista y parece que en su vida no hay mayores aspiraciones. De pronto, parece que un milagro ocurre. Empiezan a llegarle mensajes sobre un destino maravilloso. Los vehículos son un cliente, un travesti, su propia madre, sueños, códigos de barra, señales reales e imaginarias. El Salvador del próximo milenio estaría en camino y todo hace pensar que ella, siendo virgen, lo estaría llevando en sus entrañas. Impulsada a enfrentarse a sí misma, Pamela emprende un viaje interior. Un viaje paradójico: cuanto más mística, ella se vuelve también más humana. En fin, algo de misticismo new age, mucho simbolismo cristiano para un mensaje heterodoxo pero interesante: un horizonte salvador humaniza a las personas. Más interesantes son las declaraciones del director: “¿Queda algo sagrado en esta época signada por la ley de mercado, por la globalización, por la banalización de la cultura? Los adelantos tecnológicos, ¿permiten, por sí mismos, hablar de un progreso con respecto a lo humano? ¿Existe algún refugio para desarrollar un sentimiento místico que no esté impregnado de ideologías e intereses espurios? ¿Queda, aún, lugar para la inocencia? Soy conciente de que Alma Mater desafía el concepto civilizado y positivista que tiene de sí mismo el Uruguay, país oficialmente laico cuya "cultura media" se niega a aceptar la creciente religiosidad popular. En ese sentido, pretendo que el film sea un aporte para revisar la autoimagen paralizada y el miedo a la diversidad que dominan la sociedad uruguaya”.

Por último, y sin duda, lo peor es La Sagrada Familia, del chileno Sebastián Campos, que sitúa la desastrosa vida de una familia en el contesto de la Semana Santa. La simbología cristiana de fondo es el marco para una desazonadora historia de conflictos y nihilismo.
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