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Javier Somalo

Sánchez Txapotea

Con Mertxe Aizpurua al mando del Egin, ETA hacía, deshacía y ponía en contacto a sus pistoleros. La sección "Agurrak" (Saludos) servía para eso. 

Con Mertxe Aizpurua al mando del Egin, ETA hacía, deshacía y ponía en contacto a sus pistoleros. La sección "Agurrak" (Saludos) servía para eso. 
Así 'informó' el Egin de Mertxe Aizpurua del asesinato de Miguel Ángel. | Archivo,

No fueron los mejores años sino los más difíciles. Más allá de quiénes fueran el guionista, el actor y el director de esa obra maestra de la realidad llamada Transición, la frase de Torcuato Fernández Miranda resumió las intenciones que tanto molestan a la izquierda radical: "De la Ley a la Ley". Y así fue. Tanto, que la última Ley Fundamental del franquismo era la que derogaba todas las anteriores y al propio franquismo. Y fue votada por ellos, por sus procuradores. Pidan eso a la izquierda.

Hemos repetido estas escenas muchas veces, pero habrá que insistir porque nos las quieren borrar, como en el 1984 de Orwell. Se quedaron sin revolución, con lo bien que venía estando Franco ya muerto. No llegó lo que tanto esperaban sin perseguir y por eso la Transición será la Maldición y resultará que la banda que asesinó a Carrero Blanco nos trajo la democracia y ahora gobierna y ayuda a gobernar. Como contrapartida a sus apoyos a Sánchez ahora ETA también decide cuál es nuestra historia, cuándo acabó el franquismo y cuándo empezó la democracia que nos ensangrentaron. Se llamará Ley de Memoria Democrática. ETA, bajo otro nombre y subida al coche presidencial, siempre asesina dos veces: a la persona y a su recuerdo. Es el golpismo —también— cultural y se le debe hacer frente.

José Antonio Ortega Lara estuvo 532 días en un agujero. Conviene juntar 532 cosas, las que sean: palillos, piedrecitas, trocitos de papel… hacer 532 muescas en una pared, quizá sólo dibujarlas o contar hasta 532 sin perderse. Pues ni números, ni piedras, ni papelitos. Fueron días con sus noches. En una tumba donde flotaron como niebla tóxica el miedo, la angustia, la incertidumbre, la desesperación, el abandono y finalmente la insoportable sensación de seguir vivo y solo. Pero lo encontraron. Los de verde no se rinden, saben que cualquier escondite es posible. Todos deberíamos llevar esas escenas, las del zulo y las de la liberación, grabadas en la cabeza.

Y también se ha repetido muchas veces pero habrá que insistir: ETA se vengó del rescate de Ortega Lara secuestrando, para anunciar y exhibir su asesinato, a Miguel Ángel Blanco. Era un chaval, aguerrido en los plenos, pero un chaval, presa fácil.

Francisco Javier García Gaztelu (1966) e Irantxu Gallastegui Sodupe (1972), alias ‘Txapote’ y ‘Amaia’, asesinaron a Miguel Ángel Blanco el 12 de julio de 1997. Una lo metió en el coche, el otro, cumplido el plazo de 48 horas, le pegó dos tiros en la nuca con un calibre 22, muy pequeño, menos habitual en los etarras, más agónico. La parejita ha matado mucho. Pero eso no ha impedido que Fernando Grande Marlaska les acerque, contra criterio penitenciario, desde una prisión de Huelva a la de Estremera, en Madrid. Y que hayan podido verse, tener hijos… y que se hayan reído ostensiblemente en los juicios para dañar más, siempre una vez más… Sin bozal seguirían mordiendo. Con bozal, por muy chulos que parezcan, estarán en la jaula. Pero Marlaska…

Además de a Miguel Ángel Blanco, Txapote ha asesinado, ayudado a asesinar u ordenado asesinar —que se sepa— a Gregorio Ordóñez (PP, 1995), Fernando Múgica (PSOE, 1996), José Luis Caso Cortines (PP, 1997), José Ignacio Iruretagoyena (PP, 1998), Manuel Zamarreño (PP, 1998), Fernando Buesa (PSOE, 2000) y su escolta Jorge Díaz Elorza o los guardias civiles José Ángel de Jesús Encinas e Irene Fernández Perera (2000).

Esta semana, el juez Manuel García Castellón ha citado como investigados a los exjefes de la banda José Javier Arizcuren Ruiz 'Kantauri', Miguel Albisu Iriarte 'Mikel Antza' y María Soledad Iparaguirre 'Anboto'. Han pasado 25 años y se está citando a la cúpula de ETA para responder por la orden de un asesinato, el de Blanco, el que ejecutó Txapote. Quedan por resolver 379 crímenes. ¿De qué Memoria hablan?

Mertxe Aizpurua es la portavoz de EH-Bildu en el Congreso de los Diputados. Tiene acceso a materias reservadas del Estado y cobra un salario bruto anual de 126.000 euros. Fue editora del diario Egin, directora del Gara y de la revista Punto y Hora de Euskal Herria en la que publicó un artículo que le valió una condena por enaltecimiento del terrorismo. En los dos primeros, con ella al mando, la banda terrorista ETA hacía, deshacía y ponía en contacto a sus pistoleros. La sección "Agurrak" (Saludos) del Egin servía para eso. En otra sección del mismo periódico dedicada a anuncios por palabras la banda daba directamente las órdenes. Lo contó en julio de 2017 en La Razón el periodista José María Zuloaga:

La "dirección" de ETA les había hecho llegar dos textos, uno ordenaba asesinar al funcionario (llamado "pájaro") y el otro ponerlo en libertad.

"Txoria bota" (dispara al pájaro), "Txoria askatu" (deja en libertad al pájaro), la diferencia entre la muerte y la vida. En la puerta del zulo en el que estuvo secuestrado Ortega Lara, los etarras habían clavado con grapas industriales un cartel (…) en el que se leían dos mensajes uno de los cuales debía aparecer en el "Merkatu Txikia", la sección de anuncios por palabras del desaparecido diario "Egin".

...el Egin de Mertxe Aizpurua. Cuando la Guardia Civil liberó a Ortega Lara, el diario de la hoy portavoz y socia de Sánchez tituló: "Ortega vuelve a la cárcel". Y cuando, tras 48 horas de angustia, mataron a Miguel Ángel Blanco, el periódico de la portavoz y socia de Sánchez optó por titular así: "El edil del PP apareció con dos disparos". Sin nombres. Ni de la víctima ni del verdugo (ETA asesina a Miguel Ángel Blanco es lo mínimo que sucedió). Sólo "apareció con dos disparos". Hasta podía ser un suicidio.

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¿Conoció Aizpurúa a Txapote? Es muy posible, mucho. La condena por apología del terrorismo le vino a Aizpurua por un artículo publicado en septiembre de 1983 que llevaba por título "Por los gudaris de ayer y hoy". Y el 7 de junio de 2001, junto al director de Egunkaria, Marcelo Otamendi, publicó en Gara una entrevista con dos etarras encapuchados. Posó con ellos para la portada. Ante las pesquisas policiales, Otamendi y Aizpurua alegaron secreto profesional y que habían quemado las cintas de la entrevista. Los defiende, los conoce.

La Audiencia Nacional cerró el Egin por "dependencia absoluta" de ETA. Lo hizo —mal como casi siempre aunque esta vez no le faltara razón— Baltasar Garzón el impetuoso, lo que permitió que el Supremo melindroso lo rectificara y rebajara las penas. Pero el Egin desapareció y los anuncios por palabras pasaron al Gara. Y allí se fue Aizpurua.

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El 28 de abril de este año 2022, los proetarras fueron la clave para que Pedro Sánchez no perdiera una votación importante, la de la convalidación del real decreto ley de medidas anticrisis amparado y escondido en la guerra de Ucrania. A cambio, muchas cosas. Entre otras, esa Memoria que borra la Transición. Aizpurua visitó muchos lugares comunes, con la nauseabunda retórica habitual, pero fue clara en una frase: "Nos interesa que este Gobierno se mantenga y no caiga". Menuda escolta. Y, viniendo de quien viene, menuda amenaza.

Un debate en el aniversario. La banda en el escaño

El martes 12 de julio se celebra, después de siete años sin hacerlo, el Debate sobre el estado de la Nación. No podrá intervenir Alberto Núñez Feijóo, líder del principal partido de la oposición, al no ser diputado. Lo hará la portavoz parlamentaria Cuca Gamarra con su jefe sentado en el escaño prestado de al lado.

Si quisiera, lo tendría fácil. Tienen delante a Mertxe Aizpurua, la del Egin que vigilaba la vida o muerte de Ortega Lara y del concejal que "apareció con dos disparos". La que defendía y defiende a "los gudaris de ayer y hoy", la que, en Gara, compartió mesa, mantel y posado con ETA… en el 25 aniversario del asesinato de Blanco, poco después de la liberación de Ortega Lara. ¿Con quién está Sánchez? El ejercicio de Memoria, desde luego, sería bien necesario.

No se puede dejar todo en manos de ciudadanos hartos que acuden a manifestaciones: las manos blancas, el Basta Ya, el millón de Barcelona contra el golpe. Algo han de hacer los políticos si quieren merecer votos y algo de respeto.

Pedro Sánchez quiere rendir homenaje —¿o sólo rendir? — a Miguel Ángel Blanco este domingo en el Congreso. No tiene derecho a hacerlo. Que asistan los que consienten. No hay mejor forma de empezar después el Debate sobre el estado de la Nación que mostrar cómo Txapotea Sánchez en la sangre de quien dice homenajear, defender la concordia de la Transición que quieren borrar y pedir, en los idiomas que quieran, la dimisión de este peligroso gobierno. El tiempo sobrante lo pueden emplear en salir del Congreso, que apestará.

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