Menú
José García Domínguez

El partido de la gente

No seré yo quien critique al presidente Sánchez por haber hurtado a sus socios el envoltorio genuinamente populista de su retórica diferencial.

No seré yo quien critique al presidente Sánchez por haber hurtado a sus socios el envoltorio genuinamente populista de su retórica diferencial.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | EFE

El domingo pasado tuve mucha suerte. Llegué a la estación de Vilagarcía de Arousa a las cuatro de la tarde y con intención de viajar a Vigo. Conseguí el último asiento que quedaba libre, por los pelos. Todas las plazas de todos los trenes del día estaban adjudicadas ya. Los convoyes iban abarrotados de gente, muy joven en su gran mayoría. Los abonos gratuitos de Renfe. Luego, al entrar en el vagón acudió a mí una visión súbita: el PSOE ganaría las próximas elecciones sin necesidad de despeinarse. Pero un segundo vistazo a lo que había a mi alrededor me hizo reconsiderar el asunto.

Aquella alegre chavalada tenía más pinta de ser sensible a la retórica iconoclasta de Podemos que a la de la anodina socialdemocracia tibia del partido de sus padres. La opción de todos aquellos gozosos viajeros dominicales de balde no podía ser otra que el partido de la gente. Pero resulta que ahora el partido de la gente es...el PSOE. Lo dicen muy claramente esos cartelitos que ponen detrás de los ministros cuando salen a anunciar algo social por la tele. Como pasa con el amor, en la propaganda política también vale todo. Así que no seré yo quien critique al presidente Sánchez por haber hurtado a sus socios el envoltorio genuinamente populista de su retórica diferencial. Ya saben, los de arriba frente a los de abajo, la élite contra el pueblo, la gente plantando cara a la casta.

Lo que ya no tengo tan claro, sin embargo, es que eso resulte un buen negocio en términos electorales. Feijóo se ha lanzado de cabeza a por los votantes del PSOE más blando e instalado, los que tienen segunda residencia en la playa, pagan el renting de un coche eléctrico, llevan a los niños a un concertado y compran El País los domingos —hablamos de entre el 5% y el 10% de su electorado— porque sabe que la derecha dura, la que se fue a Vox en su día, le votará igual si percibe con claridad que puede ganar. Pero el PSOE va ahora a por el voto de Podemos olvidando que el suyo es un juego de suma cero, pero cero patatero. En aquel tren mío a Vigo, todos los votos que ganó Sánchez los perdió Yolanda. Todos, sin excepción. El negocio de las cabras.

Temas

En España

    0
    comentarios