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BIBLIOTECA DEL INVERSOR

De un padre a sus hijas: las claves del éxito de Jim Rogers

En general, un padre siempre quiere lo mejor para sus hijos. También los padres ricos, que tienen bastante claras las cuatro claves que les han hecho triunfar en la vida y tratan, como es obvio, de transmitírselas a sus vástagos.


	En general, un padre siempre quiere lo mejor para sus hijos. También los padres ricos, que tienen bastante claras las cuatro claves que les han hecho triunfar en la vida y tratan, como es obvio, de transmitírselas a sus vástagos.
Jim Rogers.

Tal propósito no es en modo alguno criticable, más bien al contrario, si bien los igualitaristas ven en ese tráfico de información privilegiada una de las causas de la consolidación de las diferencias entre ricos y pobres. Por lo que hace al célebre Robert Kiyosaki, el subtítulo de su Padre rico, padre pobre es un elocuente: "Lo que los ricos enseñan a sus hijos acerca del dinero ¡y la clase media no!".

Afortunadamente, Jim Rogers, uno de los mejores inversores de todos los tiempos –y autor, entre otros libros fundamentales, de El boom de las materias primas–, ha decidido compartir con todos nosotros las lecciones que pretende transmitir a sus dos hijas pequeñas: Happy y Baby Bee. Tras una exitosísima juventud (partiendo de cero, a los 37 años ya era multimillonario... ¡y decidió jubilarse!) y una agitada madurez (dio en dos ocasiones la vuelta al mundo, una en moto y otra en coche, lo que le valió dos menciones en el Guinness de los récords), en 2002, ya sesentón, decidió ponerse a procrear; y procreó: a las susodichas Happy y Baby Bee, cuando contaba con 61 y 65 años, respectivamente.

En 2009 les legó el librillo Un regalo para mis hijas, en el que va reflexionando sobre cómo tener éxito y ser feliz en la vida, incluyendo, como es obvio, el mundo de las finanzas. La mayoría de los consejos destilan puro sentido común, lo cual los hace aún más importantes. Una de las primeras lecciones que ofrece a sus hijas... y a sus lectores es ésta: "Los detalles son lo que separa el éxito del fracaso". En este y otros puntos, no dejemos que nuestras ideas preconcebidas sobre qué han de decir los genios de la inversión nos impidan averiguar qué es lo que realmente dicen. A los grandes inversores hay que leerlos y, sobre todo, releerlos.

Muchas de las recomendaciones de Rogers son similares a las de Kiyosaki y David Chilton, si bien las adereza con su siempre enriquecedora experiencia personal. Aquí van unas cuantas: estudia en profundidad las distintas oportunidades de inversión, y a partir de ese momento confía en tu criterio y no dejes que te desanimen las burlas de quienes no han analizado las cosas tanto como tú; desarrolla tus propias inquietudes, que serán las que te proporcionarán tus ventajas comparativas, para así vivir la vida con pasión y como si fuera un sueño; conoce tus propias limitaciones y sé capaz de controlarte ante los pánicos y los movimientos de manada; cultiva tus conocimientos viajando, aprendiendo idiomas (mandarín, inglés y español) y estudiando historia y filosofía: sólo dominando estas disciplinas se puede obtener una adecuada perspectiva del mundo en el que vives y en el que has de invertir; no temas al cambio, aprovéchate de él: las crisis sólo son un riesgo para quienes no tienen suficiente información y no se adaptan a las nuevas circunstancias: para el resto suponen lucrativas oportunidades; ahorra e invierte pensando en el largo plazo: si has hecho los deberes, te has especializado en áreas que te apasionan, eres consciente de tus limitaciones, has cultivado tu conocimiento del entorno y has previsto los cambios o te has adaptado a ellos, no te será complicado salir triunfante; educa a tus hijos con estos principios y otros similares que hayas desarrollado por tu cuenta.

Jim Rogers reside en Singapur desde 2007. No es casualidad: una de las tesis omnipresentes en este opúsculo es que el siglo XXI pertenece a China, del mismo modo en que el XIX fue el siglo de Inglaterra y el XX, el de Estados Unidos. La apuesta puede ser arriesgada, y el propio Rogers reconoce las incertidumbres derivadas de una eventual guerra civil en el gigante asiático como consecuencia del agotamiento de sus recursos hidrológicos y el pinchazo de su burbuja crediticia. Pero ¿acaso Estados Unidos no pasó por circunstancias similares antes de convertirse en la superpotencia que es? Por lo que hace al resto de los BRIC, el panorama es dispar: Brasil... es muy probable que se desarrolle de manera acelerada, debido a que el boom de las materias primas se extenderá hasta 2025; India tiene potencial pero un futuro incierto, y Rusia es un desastre que no levantará cabeza en décadas.

Como digo, éste es un inspirador librillo escrito por una persona que, aparte de un enorme inversor, es un convencido liberal cosmopolita. A Gift to my Children es uno de los mejores regalos que podría haberles hecho a sus hijas... y, de carambola, a todos nosotros.

 

JIM ROGERS: A GIFT TO MY CHILDREN: A FATHER'S LESSONS FOR LIFE AND INVESTING. Random House (Nueva York), 2009, 89 páginas.

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