La bolsa española y la deuda española están en caída libre desde que se concretara el rescate de Irlanda, el lunes pasado.

Lo único que puede evitar que España entre en barrena sería el anuncio de drásticos recortes de gasto por parte del Gobierno que devolvieran la confianza a los inversores internacionales.

Pero estamos en la semana final de campaña de las elecciones catalanas, así que Zapatero - siempre dispuesto a anteponer los intereses de su partido a los de su nación, en la que no cree - está dilatando el anuncio de esos recortes. El efecto de hacerlos públicos antes del domingo sería demoledor para el PSC, ¿verdad, José Luis?

Y, como no puede anunciar los recortes, se ve forzado a recurrir, de aquí al domingo, a gestos de cara a la galería (reunión con los empresarios, escenificación de la preocupación de la Casa Real) que mucho me temo que, a estas alturas, ya no sirven para nada. Así lo demuestra la reacción de los mercados, cada vez más convencidos de que España va a ser incapaz de evitar una intervención.

Prepárense ustedes. Les recomiendo que se abrochen los cinturones. Porque mucho me temo que el recorte que se va a anunciar en cualquier momento, después de que se cierren los colegios electorales el domingo (es decir, en cuanto esos recortes no puedan ya influir en el voto) va a ser de órdago.

La semana que viene seremos todos un poco más pobres.