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Moto GP

Lucía Prieto

El trauma de Valentino Rossi se llama Marc Márquez

Solo le ha faltado decir a Valentino que Marc Márquez quiso ser piloto cuando a penas tenía cinco años para retirar a Rossi.

Solo le ha faltado decir a Valentino que Marc Márquez quiso ser piloto cuando a penas tenía cinco años para retirar a Rossi.
Valentino Rossi y Marc Márquez. | EFE

El nueve veces campeón del Mundo está a dos carreras de su retirada oficial del Mundial y está aprovechando estos últimos compases en la alta competición para hacer balance. En su último entrevista con Mediaset el italiano reconoce que la temporada 2015, la temporada de la famosa patada en el GP de Malasia en la que estuvo involucrado directamente Marc Márquez, supuso un antes y un después en su carrera deportiva. "Desde 2015 nada es igual, Marc me hizo daño", ha reconocido Valentino.

Aquel año el Mundial se lo llevó Jorge Lorenzo, el último del mallorquín, que se lo disputó directamente a Valentino. También estaba Márquez, con dos Mundiales a sus espaldas de dos años disputados en MotoGP y conmuchas ganas y hambre de todo. Valentino era el ídolo de Marc y nada más motivaba al ilerdense que ganar la partida a su ídolo en pista. Valentino había vuelto de su nefasto viaje por Ducati a Yamaha en busca de su décimo Mundial. Todo pintaba bien pero Rossi se encontró con su reflejo en pista, Mar Márquez. Un piloto agresivo, valiente, irreverente y con una calidad extraordinaria, y además, más joven. Un piloto que fue capaz de hacerle a él mismo, a Valentino, en el sacacorchos de Laguna Seca la misma tropelía que Rossi unos años antes le coló a Stoner, y tal cosa no debe ser fácil de encajar.

Sin duda aquel 2015 fue un año difícil para el piloto italiano, y no es cierto que Márquez solo corriera para que él no pudiera ganar. Quizás es que Valentino no corrió con la confianza de un campeón, con la irreverencia de siempre. Corrió pendiente de Márquez y olvidó su propósito, ser campeón. Corrió justificando sus fallos en la osadía o desacierto de Marc, al que muchos ya señalaban como su sucesor.

Perdió los nervios en aquel rifi rafe, si no quieren llamarlo patada, en Sepang y perdió la razón en Cheste una semana después cuando Jorge Lorenzo ganó el Mundial y le dejó con la miel en los labios. Aquel día Valentino arremetió contra todos aquellos que no opinaban contra él, acusó a su propio compañero de equipo de haber urdido una trama para evitar que ganara su décimo Mundial, criticó incluso a los comisarios y a Dorna. Aquel día, aquella temporada, a Valentino le pudo el ego, el ansia y el no ver que soplaban vientos de cambio.

La aceptación es a veces una complicada compañera de viaje, y desde entonces le ha acompañado al piloto italiano, por eso no ha podido ser él mismo, el genial piloto de siempre. EL propio Valentino convirtió aquel día a Márquez en su mayor trauma, le endosó su incapacidad para estar por encima de la batalla psicológica que tantas veces usó él fuera de la pista con otros pilotos.

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