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Maite Nolla

Independentismo moderado

El Bildu catalán deja a ERC en una especie de independentismo moderado, aplastados entre CiU y sus nuevos competidores en la cosa del independentismo.

Curiosa la descomposición de ERC en apenas ocho años. Carod-Rovira ha contemplado con enorme satisfacción como ERC se ha quedado sin concejales en Lérida, Tarragona y Gerona, y con sólo un representante en Barcelona. Digo que sólo uno, porque el otro es Laporta. Completado un ciclo de elecciones, el ex partido de referencia del independentismo se encuentra con varios problemas. En las autonómicas, los de ERC tuvieron siete años para disputar la hegemonía del nacionalismo a CiU y fracasaron. Y no sólo eso, el nacimiento de Solidaritat o la escisión comandada por Carretero les dejó en seis diputados y como quinta fuerza política, cuando en 2003 llegaron a tener más de veinte y ser la tercera. En las elecciones generales, el problema de ERC no fue el trasvase de votos, sino la abstención y la sospecha de que Zapatero recibió muchos votos de los independentistas; desde luego, méritos no le faltaron.

Pero como les decía, el auténtico desastre de los independentistas les estaba esperando en las municipales. Ni siquiera los pactos con Laporta o la vuelta al redil de Carretero les han supuesto ningún beneficio. Y de su desastre tampoco se ha aprovechado Solidaritat, ya sin Laporta. El verdadero problema para ERC en las elecciones municipales es la consolidación de las Candidaturas de Unidad Popular, en lo sucesivo CUP.

Ya sabemos que para La Sexta y para la progresía, en general, el principal motivo de preocupación en Cataluña es la victoria de García Albiol, al que no han dudado en vincular con Plataforma per Catalunya, como si lo que dice García Albiol no fuera, más o menos, el programa de CiU sobre inmigración. Al fin y al cabo, el que dijo que en Cataluña no cabíamos todos fue Duran i Lleida. O los que prohibieron de forma ilegal el empadronamiento de sin papeles fueron los señores de Unió en Vic, acompañados de los concejales socialistas y de ERC.

En cambio, el ascenso y consolidación de las CUP parece que sólo preocupa a los dirigentes de Esquerra. El Bildu catalán deja a ERC en una especie de independentismo moderado, aplastados entre CiU y sus nuevos competidores en la cosa del independentismo. Y es que las CUP han importado la forma de actuar de los batasunos, al menos en las cuestiones procesales. Por ejemplo, en 2007 reutilizaron los carteles de Batasuna en los que se veía a una mujer embarazada bajo el lema "Una nación está a punto de nacer". Y las similitudes no se quedan sólo en eso, sino en una manera muy inteligente de consolidar su crecimiento.

Prácticamente nadie conoce a sus líderes. Funcionan en asamblea y de forma coral. Han extendido su campo de acción a las organizaciones sindicales, con gran implantación, por ejemplo, en la CGT. No se mezclan ni quieren saber nada ni de ERC, ni de Solidaritat, ni de Laporta, ni de sus amigas, y han dejado que otros se llevaran la responsabilidad de los sucesivos fracasos de las consultas independentistas. Y, de momento, únicamente se presentan en las elecciones municipales, dando pasos seguros. ¿El resultado? Pues que en cuatro años han triplicado sus votos y han multiplicado por cinco el número de concejales, obteniendo tres de ellos en el ayuntamiento de Gerona. También es verdad que aunque quisieran ser como Bildu, sus resultados están muy lejos de los de los batasunos. Otra cosa es que su programa sea idéntico: independencia y socialismo.

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