Como en Cataluña todo es mentira, los pobres del tripartit tuvieron que convivir con el sambenito de que eran algo que se sostenía en precario, aunque entre los tres partidos sumaban los diputados suficientes para alcanzar una comodísima mayoría absoluta, que ya la querría CiU. Ahora, la idea es que CiU es la representación viva de la mayoría de los catalanes, aunque de los cuarenta y siete diputados que se eligen por Cataluña sólo dieciséis sean suyos. O aunque en el Parlament aún les quede un trocito de nada para llegar a la mayoría absoluta. O aunque en el Ayuntamiento de Barcelona les pase más o menos lo mismo. También es verdad que pese a que los números son los que son, CiU tiene el Poder, así con mayúsculas. El poder y un cheque en blanco, barra libre o el tópico que ustedes quieran, para hacer lo que les plazca durante varios lustros.
Esta leve distorsión de la realidad afecta a otro tipo de realidades; por ejemplo, a la parlamentaria. Lo normal sería que las circunstancias obligaran a CiU a medir eso que se llama la "acción de gobierno" y a tener que amoldarse a las condiciones que los otros partidos les pusieran. Pero no: CiU hace lo que quiere y los otros se pelean por apoyarles. PP, Esquerra y lo que queda del PSC se ofrecen a Mas para que les nombre socios preferentes. ¿Para hacer qué? Pues para ser socios preferentes, ¿desde cuándo uno se hace socio de un club de golf para jugar al golf? Se hacen socios para decir que son socios. La condición de socio preferente es un valor; sin más. Los partidos y sus líderes y lideresas presumen de eso; no presumen de lo que hacen, dejan de hacer o de lo mucho que influyen. Simplemente, presumen de lo mucho que entran y salen del Palau de la Generalitat.
Así, lo que ha hecho CiU con el PP de Cataluña tiene un mérito indudable: lo ha rescatado, lo ha normalizado, se apoya en ellos sin tener que ceder en nada y, lo más importante, ha neutralizado su crecimiento, o al menos lo ha suavizado. Y si Rajoy decide gobernar sin contar con Duran –que para eso tiene un porrón de diputados–, o si a Mas le da la gana, ahí están los de Esquerra y los del PSC dispuestos a sacrificarse para que CiU no tenga que apoyarse en el PP; a sacrificarse, sí, porque si no se sacrifican ya me dirán ustedes qué les queda en estos duros años que se avecinan. Y de las manifestaciones, los videos y de la motosierra, pues pelillos a la mar. Si las circunstancias lo exigen, les van a faltar manos para tender.