La portada del diario El Mundo del día posterior al asesinato del empresario Ignacio Uría es de las que quedarán en la retina de los españoles durante años. Un titular claro: "ETA asesina a un empresario en un pueblo que gobierna". Dos fotos polémicas. Una, por la falta de delicadeza que supone mostrar el cadáver desnudo del empresario intervenido por la policía científica. Otra, por inmortalizar los rostros de sus compañeros de tute.
Con estas dos imágenes, El Mundo ha plasmado magistralmente el ambiente de profunda vileza que el terror es capaz de sembrar en los territorios que domina. Sólo el miedo es capaz de explicar que, unas horas después del atentado a bocajarro del empresario, sus compañeros continúen jugando al tute simulando que nada ha pasado. No sólo han de sentir indiferencia. Tienen que mostrarla públicamente para convencer a ETA de que no son amigos de Uría. Sólo compañeros de tute.
Esta escena me ha recordado enormemente al ambiente que se vive en Cuba desde hace 50 años. En la isla también gobiernan los revolucionarios y el pueblo sabe que "Dentro de la Revolución todo; contra de la Revolución, nada". El círculo del miedo se apodera de los vecinos que deben simular ser más revolucionarios que el líder y provoca un envilecimiento de la sociedad que llega hasta límites grotescos. Una vez fui testigo en el interior de la isla de cómo una mujer salía corriendo de la casa de un disidente cubano para informar a la policía política de que unos extranjeros le había llevado libros. Era su prima.
Como consecuencia del Gobierno de ANV en algunos pueblos del País Vasco, muchos ciudadanos viven atemorizados en la España democrática del siglo XXI. La ficción intelectual de que los grupos que apoyan el terrorismo son democráticos está cubanizando el País Vasco. Afortunadamente, en España tenemos un Estado de derecho y existen resortes jurídicos para lograr que la gente viva en paz. Ojalá el Gobierno está vez no se dé mus.