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Miguel del Pino

Doñana se seca, ¿sin remedio?

Hay que pedir a los políticos, y en particular al presidente del Gobierno, que eviten que perdamos Doñana para que no se queden sin sitio donde pasar las vacaciones.

Hay que pedir a los políticos, y en particular al presidente del Gobierno, que eviten que perdamos Doñana para que no se queden sin sitio donde pasar las vacaciones.
Cordon Press

Hay que pedir a los políticos, y en particular al presidente del Gobierno, que eviten que perdamos Doñana para que no se queden sin sitio donde pasar las vacaciones. Vamos a ver si así conseguimos que actúen, porque invocar que se trata de uno de los espacios naturales más importantes del planeta no parece importarles demasiado.

Desde su declaración como Parque Nacional, el año 1969 Doñana está en eterno peligro: la desecación de los acuíferos que surten el ecosistema de la marisma es uno de los más apremiantes.

Los ecosistemas naturales de Doñana son tres: el monte mediterráneo, las dunas y las marismas; este último es el más amenazado y también el más importante para la protección a nivel mundial de la Naturaleza.

Las marismas de Doñana se encuentran en la misma desembocadura del Guadalquivir, donde hace apenas 2.000 años el historiador romano Estrabón, que acompañaba como cronista a las legiones de Escipión el Africano, describió un lago, al que se llamaba Ligurtino, en el lugar que ocupa el ecosistema marismeño. Es el "padre Betis" quien, con sus aluviones, va colmatando el viejo lago y convirtiéndolo en marisma y terminará por rellenarlo dentro de unos miles de años. De momento es uno de los santuarios de la avifauna más importantes del mundo.

Recientemente hemos aprendido a valorar de manera adecuada las zonas palustres y en particular las marismeñas; son los ecosistemas más ricos en productividad, como las selvas tropicales lo son en biodiversidad; pero lo hemos aprendido después de acabar con muchos de ellos.

En los albores del siglo XX los humedales estaban condenados a la extinción por ser considerados zonas de "mal aire", debido al peligro, entonces importante de la enfermedad parasitaria llamada paludismo o malaria. Cuando el año 1982 el Convenio de Ramsar, firmado por España entre los países más madrugadores en hacerlo, supuso un cambio radical de mentalidad al reivindicar el valor ecológico de estos enclaves, Doñana fue definitivamente considerado como "Santuario Natural".

Para entonces ya había desaparecido en Italia un escenario similar: las marismas del río Tíber, desecadas por Mussolini para convertirlas en una gigantesca plantación de arroz, el que fue llamado "Agro pontino". La experiencia demostró que se trataba de un monumental error, ya que las tierras no tardaban en salinizarse y dejar de ser productivas. Cuando había que abandonarlas secas y salinas, ya habían dejado de tener valor ecológico como descanso o área de cría de las especies de aves acuáticas que llegaban allí procedentes de toda Europa..

El destino previsto para Doñana a comienzos de los años cincuenta era su conversión en una gran plantación de eucaliptos. Los propietarios de las fincas colindantes con las zonas de caza fueron conminados a tal uso bajo amenaza de expropiación y las manchas de eucaliptal comenzaron a proliferar, alguna queda hoy como recuerdo y testimonio del gran atentado ecológico que estaba comenzando a cometerse, pero…

Dos eminentes y aguerridos científicos, los doctores en biología José Antonio Valverde y Francisco Bernis se implicaron en defensa de Doñana y lo hicieron de una manera genial: escribiendo una carta al jefe del Estado, el mismísimo Francisco Franco, apelando a su patriotismo para pedirle que detuviera el proyecto.

Bien es verdad que recurrieron al príncipe Bernardo de Holanda, gran conservacionista muy respetado por Franco, para pedirle que le hiciera llegar la carta; así fue y Franco, muy impresionado, pidió al príncipe que iniciara un estudio sobre el tema. ¿A quién se encargó? Al propio Valverde, realmente genial.

Valverde era un héroe de la conservación que recorría incansablemente montañas y marismas arrastrando una fuerte cojera y las secuelas de varios infartos. Bernis era uno de los profesores de Zoología de mayor prestigio universitario; ambos se movieron para conseguir fondos internacionales, comprar las primeras hectáreas y conseguir que, en el año 1969, bajo los auspicios del recién nacido WWF, surgiera el Parque Nacional de Doñana.

Buena parte de las poblaciones de muchas especies de aves europeas tienen en Doñana o bien sus cuarteles de descanso en invierno o bien sus áreas de cría en verano: anátidas, como gansos, porrones, fochas, garcetas y garcillas tienen en Doñana su último recurso vital europeo. Sepan que Doñana no es solo el lugar de veraneo que los políticos han puesto de moda, por supuesto para ellos.

Seo Birdlife nos advierte de que esta vez la amenaza es especialmente seria. Los acuíferos de Doñana, los que surten el agua que da vida a la marismas, están en una preocupante situación de sequedad, en algunos casos lindante con la desecación completa. Es cierto que el entorno de la desembocadura del Guadalquivir pasa por uno de los periodos de sequía más largos e intensos que se han conocido, pero no es solamente eso.

Estudios minuciosos de seguimiento científico piden que se declaren en peligro inminente de extinción algunas de las diez lagunas costeras que alimentan las marismas; su preocupante situación no solo se debe a la sequía, sino a la combinación de esta con la sobreexplotación de los acuíferos. Al cumplirse el cincuentenario del Parque Nacional se comenzó la labor de cierre de pozos ilegales que proliferaban en el entorno, pero parece que no ha sido suficiente.

Hay que trabajar en tiempo récord para evitar la pérdida de las lagunas costeras, en este caso no confiamos demasiado en acudir al sentido patriótico del presidente del Gobierno, ya que antes de hablarle de patos habría que pedirle que revistara sus pactos para mantenerse en el poder, pero vamos a ver si conseguimos que convenza a su ministra de Transición ¿a la ruina ecológica?, para que intervenga: Sr Presidente, ¡que se queda usted si en el patio de recreo para sus vacaciones!

Miguel del Pino, catedrático de Ciencias Naturales.

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